El sistema eléctrico venezolano fue en su momento uno de los más avanzados de Sudamérica, un ejemplo en infraestructura y capacidad de generación de energía. Sin embargo, en la actualidad, atraviesa una grave crisis estructural que ha sumido al país en apagones frecuentes y bajones de voltaje.
A pesar de contar con una infraestructura que en sus mejores tiempos estuvo a la par de países desarrollados como Estados Unidos, la falta de mantenimiento y las decisiones políticas erróneas han llevado a que el sistema eléctrico esté al borde del colapso.
La paradoja de un sistema potente en su origen
Durante el primer gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez en los años 70, Venezuela realizó enormes inversiones para crear un sistema eléctrico robusto y capaz de cubrir un país con un consumo moderado de energía. Sin embargo, el país no crecía a la misma velocidad que la infraestructura eléctrica. Durante las décadas siguientes, y con la bonanza petrolera, se tomaron decisiones políticas que favorecieron el consumo desmesurado de energía, con tarifas eléctricas extremadamente bajas, lo que alentó un consumo mucho mayor del necesario.
Desinversión y mantenimiento deficiente
A medida que la demanda crecía, el sistema eléctrico no fue renovado ni modernizado, lo que llevó a una grave falta de mantenimiento. Según Oswaldo Felizzola, ingeniero mecánico y experto en el sector energético, la crisis comenzó a gestarse desde los años 90, cuando Venezuela dejó de hacer inversiones en el sistema eléctrico y la emergencia eléctrica de 2008, proclamada por el presidente Hugo Chávez, fue solo una consecuencia de esa desinversión acumulada.
Felizzola sostiene en entrevista con Banca y Negocio que la falta de mantenimiento ha sido el principal factor de la crisis actual. En ciudades como Valencia, Maracaibo y Barquisimeto, el sistema eléctrico es mucho más frágil, y aunque Caracas se mantiene como la ciudad mejor conectada, las fallas constantes siguen afectando a la mayoría de la población.
La migración y el impacto en el consumo
Un fenómeno curioso que ha acompañado esta crisis es la diáspora venezolana, que ha reducido significativamente el consumo per cápita de electricidad en el país. La baja demanda ha evitado que la situación empeore aún más, ya que las industrias principales, como las siderúrgicas, han estado prácticamente paralizadas. Sin embargo, esta “baja demanda” no ha sido suficiente para evitar los apagones y racionamientos que siguen siendo parte del día a día de los venezolanos.
Falta de inversiones y talento humano
Por otro lado, Paulo de Oliveira, ingeniero electricista y docente en la Universidad de los Andes (Colombia), señala también a Banca y Negocio que el sistema eléctrico venezolano sigue siendo un «Mercedes Benz» en términos de su infraestructura. A pesar de las deficiencias y el desajuste, el sistema tiene una capacidad instalada considerable que podría recuperarse con inversiones mínimas y una modernización tecnológica urgente. Sin embargo, Oliveira advierte que el talento humano especializado en el sector ha emigrado en su gran mayoría, lo que complica aún más la recuperación del sistema.
La necesidad de una recuperación a largo plazo
Para los expertos, la recuperación del sistema eléctrico venezolano requiere un enfoque integral que combine tanto inversiones en infraestructura como una fusión público-privada que permita acceder a los recursos necesarios. La solución no pasa solo por recursos financieros, sino por un cambio de enfoque en la gestión y la actualización tecnológica.
A pesar de que el gobierno de Nicolás Maduro ha acusado a la oposición y a actores externos de ser responsables de las fallas, muchas de las causas estructurales de la crisis eléctrica son el resultado de la falta de inversiones a largo plazo, que han dejado al sistema al borde del colapso.
¿Qué futuro le espera al sistema eléctrico?
La crisis del sistema eléctrico venezolano está lejos de solucionarse, y las soluciones que se requieren no pueden esperar. ¿Será posible lograr la recuperación del sistema con recursos nacionales o será necesaria la colaboración internacional? La respuesta aún está por verse, pero lo que está claro es que, si no se toman medidas pronto, el país seguirá viviendo bajo la constante amenaza de nuevos apagones y de un sistema que ya no responde a las necesidades de los venezolanos.