La gasolina, como los demás combustibles que se requieren en uso de equipos agrícolas y transporte de personas en el medio rural, había permitido que Lara se hubiera convertido en uno de los principales productores de piña, cuya demanda es masiva en el centro del país y principalmente en Caracas.
Sin embargo, su escasez ha ocasionado que la producción de piña haya decaído, ya que los productores se han dedicado a otros cultivos, revela Juan Camacaro, quien en visita a la redacción de El Impulso expresa la situación que se está viviendo en la parroquia Aguedo Felipe Alvarado, cuya capital es Bobare.
¿Qué tiempo se necesita para producir la piña?
Un año o un poco más. Todo depende del tipo de suelo.
¿Cuántas matas se siembran por hectárea?
Aproximadamente, 25 mil.
¿Cuánto años de beneficio tiene el agricultor con la piña madre?
Cuatro o cinco años, desde que se comienza el cultivo. Por costumbre se siembran inicialmente 50 mil matas y después se va ampliando el área de cultivo para llegar a 80 mil y, claro está, a medida que se ven los beneficios se va aumentando el número de matas. Pero, ya el cultivo no es rentable por la falta de gasolina.
Pero, ¿por qué la falta de gasolina tiene que ver con el descenso en la producción de la piña?
Porque, necesariamente, a los trabajadores que deben ocuparse de las plantas y de recoger el fruto hay que transportarlos en vehículos a los cultivos y, desde luego, utilizar camiones para transportar las cargas. Si no hay combustible, es difícil hacer el transporte, y no se puede aprovechar las cosechas, las cuales se pierden porque el fruto si no es sacado a tiempo, se pudre.
¿Cuándo se tomó la decisión de dejar el cultivo?
Cuando se dejó de contar con el transporte de carga. Al darse la cosecha los productores comenzaron a tener pérdidas porque la falta de gasolina impedía sacar las cargas. Por lo general, de Bobare salían unos veinte camiones de estacas, cada uno con 4.500 ó 5.000 unidades, de acuerdo a la capacidad de cada vehículo. Nadie va a trabajar para perder sus frutos. Y entonces, los pequeños productores decidieron que no era conveniente seguir trabajando sin posibilidad de vender lo que habían cosechado.
¿Cuántos han sido los afectados?
A nivel parroquial había más de cuatrocientos productores.
¿Cuál fue el motivo que los desmotivó?
Los trabajadores hay que llevarlos desde Bobare a los sembradíos, distante una, dos o más horas del pueblo. Hay que transportarlos en vehículos, pero si éstos no tienen gasolina, ¿cómo se pueden llevar? Entonces, hay que desistir del esfuerzo que se venía haciendo porque las cosechas ya estaban destinadas en su mayoría a los centros de consumo del centro del país, sobre todo a Caracas, que es un mercado seguro.
¿A qué se están dedicando?
Sobre todo a la siembra de hortalizas, porque éstas tienen más fácil salida y no se corre el riesgo de sufrir cuantiosas pérdidas como ha venido pasando con la piña. Hay agricultores que se han dedicado a otros rubros que les permitan sobrevivir. Camacaro no pudo precisar la cantidad de piña que se ha dejado de producir, pero estima que aproximadamente el 75 por ciento de los productores se han desanimado a continuar el cultivo porque ya no es rentable y hacerlo sería un riesgo muy grande porque, tal como están las cosas, no hay posibilidad alguna de que haya suministro de gasolina en el país por cuanto no existe la mínima garantía de contar con ese y los demás combustibles para el campo.