El erizo común, conocido científicamente como Erinaceus europaeus, es uno de los animales más fascinantes y queridos de los jardines y bosques de Europa.
Es fácilmente identificable por su cuerpo redondeado y sus distintivas púas o espinas. Cada erizo adulto tiene entre 5,000 y 7,000 espinas, que no son otra cosa que pelos modificados y endurecidos.
Sus espinas ofrecen una efectiva defensa contra depredadores. Al sentir peligro, el erizo se enrolla sobre sí mismo formando una bola. Esta habilidad le permite proteger sus áreas más vulnerables, mostrando solo una densa capa de púas.
En su hábitat, los erizos construyen nidos hechos de hojas y pasto seco, donde descansan durante el día. Durante el invierno, cuando las temperaturas bajan, el erizo común entra en hibernación. Durante este período, su metabolismo y ritmo cardíaco se reducen drásticamente, lo que le permite sobrevivir con las reservas de grasa acumuladas en los meses previos.
Aunque el erizo es solitario por naturaleza, los machos pueden vagar a través de áreas de varios kilómetros cuadrados en busca de hembras durante la temporada de apareamiento, que ocurre en primavera y verano.
En la cultura celta, el erizo era un símbolo de sabiduría y previsión, ya que su comportamiento de enrollarse y protegerse se interpretaba como un acto de prudencia.
Este animal ha inspirado varios relatos y elementos dentro de la cultura popular, como “Sonic the Hedgehog” el personaje protagonista de la franquicia de videojuegos de Sega, lanzada en 1991. Sonic es un erizo azul con la habilidad de correr a una velocidad supersónica y de atacar enrollado en una bola.