El lagarto con volantes, conocido científicamente como Chlamydosaurus kingii, es uno de los reptiles más impresionantes y visualmente fascinantes del mundo.
Su característica más destacada es, sin lugar a dudas, el volante que rodea su cuello. Esta estructura es una extensión de la piel que se encuentra en la parte posterior del cuello y que puede desplegarse en un ángulo de hasta 180 grados.
El volante está compuesto por pliegues de piel que están sostenidos por cartílago, lo que le da rigidez y le permite extenderse de manera impresionante. Además de su uso defensivo, el volante juega un papel crucial en las interacciones sociales y de cortejo del lagarto.
El principal uso del volante de Chlamydosaurus kingii es defensivo. Cuando el lagarto se siente amenazado, lo despliega para parecer más grande y peligroso.
Este comportamiento también le permite esconder su cabeza detrás de la estructura del volante, lo que dificulta que el depredador pueda atacarlo. Además tiene colores y patrones vibrantes que pueden contribuir a asustar al atacante o distraerlo momentáneamente, dando tiempo al lagarto para escapar.
En la competencia entre machos cada uno despliega su volante como una señal de dominancia para intimidar a otros rivales.
Otra característica es que este reptil es territorial y arbóreo, pasa la mayor parte de su tiempo en árboles o arbustos, donde se siente más seguro y puede aprovechar las alturas para escapar de posibles amenazas. Su actividad se concentra durante el día, cuando salen a buscar alimento y a realizar sus interacciones sociales.
Los aborígenes australianos ven al lagarto con volantes como un símbolo de adaptabilidad y supervivencia.
En la película Jurassic Park, de 1993, el dinosaurio Dilophosaurus fue retratado con un volante en el cuello que se elevaba al atacar, y generó un aumento en la demanda de lagartos con cuello con volantes como mascotas.