Días tras días son más las miles de hectáreas de terreno, en las montañas de Lara, que son devastadas por agricultores, quienes talan y queman a su libre albedrío para luego sembrar, en los suelos calcinados, algunos rubros, que les puedan producir algo de frutos y, por consiguiente, dinero para subsistir.
La denuncia, que al mismo tiempo es un llamado de alarma con el fin de que las autoridades se atrevan a actuar, es hecha por Maximiliano Pérez, dirigente nacional de los productores de café, quien califica el problema como muy grave, ya que no sólo es asolada la tierra, sino que están en peligro las fuentes de agua que fluyen naturalmente hacia ríos y quebradas.
La situación más crítica se registra en los municipios Andrés Eloy Blanco y Morán, pero también ya ha alcanzado a las zonas montañosas de Portuguesa.
Maximiliano Pérez dice que el problema no es nada nuevo, sino que se ha agravado porque, lamentablemente, no obstante haber venido denunciando la tala y la quema en los municipios mencionados desde el año 2008, hasta ahora no ha habido autoridad alguna que se haya ocupado de atender ese asunto.
Refiere que más allá de haber acudido a los medios de comunicación social, comenzando por El Impulso, y la televisión, se dedicó a hacer unos videos para mostrar en las redes los daños ecológicos e irreparables.
En este punto afirma que el fuego ha acabado con la capa vegetal que se formó durante siglos y, lógicamente, no será fácil recuperarla, ni siquiera utilizando los más avanzados sistemas de regeneración vegetal que existen en el mundo.
Las zonas devastadas fueron tradicionalmente utilizadas para el cultivo del café, pero para este grano no existe política alguna, ya que el precio de los quintales es establecido al capricho de los compradores, quienes, por supuesto, son los dueños de los camiones donde es transportado el producto hacia los centros de consumo.
Los acuerdos a los que han llegado los caficultores con el gobierno, no se cumplen, como tampoco los que se hacen con la industria y, en consecuencia, cada vez baja más la producción, que generalmente es suplida por el contrabando de países vecinos.
Como las familias que se dedicaban al cultivo del café ven que ya éste no es rentable, entonces proceden a meterle candela a las tierras, para sembrar lo que más les conviene con el fin de subsistir.
Es así como en algunos de los terrenos siembran pasto y en otros caraotas, quinchoncho, maíz y otros rubros, en fin todo lo que les pueda garantizar seguir vender y, desde luego, sobrevivir.
Maximiliano Pérez asegura haber vivido el problema en carne propia, porque hasta su propiedad en el caserío Santa Marta, de Villanueva para dentro, han llegado los taladores y quemadores de vegetación a fin de llevar a cabo lo que se les ha ocurrido.
No sólo están quemando la montaña de Santa Marta, sino que están afectando la naciente de la quebrada El Humo, que es la que surte el agua de esa región.
Y para colmo de males la devastación ha llegado al cerro Mundo Nuevo, el cual tiene una característica muy especial, ya que ahí están las fuentes de agua de los ríos Portuguesa, El Morador y Yacambú.
Son palabras mayores en el significado de la producción de agua y, por consiguiente, a medida que se vaya devastando ese cerro, será m mayor el riesgo que se correrá para contar con el preciado líquido tanto para Portuguesa como para Lara, expuso Maximiliano Pérez.