La historia de la defensa de la democracia tiene momentos sublimes y entre los más destacados se encuentra la caída del muro de Berlín, la noche del 9 de noviembre de 1989, porque ante los ojos del resto del mundo, un régimen autoritario, violento, criminal, genocida y basado en el comunismo, era intolerable para los berlineses que se encontraban en la parte oriental de la ciudad.
Al estarse celebrando en los países democráticos los 35 años de la estrepitosa destrucción de ese muro, declaró el profesor Pedro Pablo Alcántara, exparlamentario, historiador y analista político, se está enarbolando el principio de la libertad.
En este sentido, la lucha por la libertad no es solamente un elemento de naturaleza política, tiene profundas connotaciones con los derechos de los seres humanos a mejorar sus condiciones económicas, sociales, su convivencia pacífica, su salud, su educación; es decir, condiciones que significan avance, desarrollo, trascendencia.
Es todo lo contrario a los regímenes autoritarios, que no son otra cosa que hegemonías antihumanas y las cuales se caracterizan por someter por largos períodos a la población.
Del muro de Berlín, cuya longitud era de 120 kilómetros y levantado por los militares en la frontera Inter alemana desde el 23 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989, fue llamado en el lenguaje confuso comunista “muro de protección antifascista,” porque para aquel régimen criminal todo el que se le oponía era fascista, que es la rama del socialismo que no tolera la disidencia y la combate hasta con la muerte.
Ese muro fue levantado a consecuencia de la diáspora de los alemanes descontentos con el comunismo y cuando el régimen se dio cuenta que más de 3 millones de personas se habían ido por las malas condiciones de vida que tenía, entonces, procedió a levantar esa enorme pared, vigilada día y noche por soldados armados, los cuales disparaban a matar a quienes trataban de escalarla. Y fueron centenares los que murieron y otros tantos los que resultaron heridos.
Conviene señalar que las diásporas o salidas masivas de las personas que se ven forzadas a huir de su país para lograr una oportunidad que les permita permitir vivir decente y en condiciones humanas, es una característica que ha prevalecido en esta lucha en cualquier lugar donde hay un régimen autoritario, criminal, empobrecedor y que no respeta los Derechos Humanos, subrayó el profesor Alcántara.,