Cada vez es más intenso el mal olor que produce la contaminación de las aguas servidas, las cuales por falta de una política sanitaria, tanto en Iribarren como en Palavecino, van a dar al río Turbio. La observación es hecha por el ingeniero Manuel Cols, expresidente de la Fundación para el Desarrollo de la Región Centroccidental (Fudeco), al ser entrevistado por El Impulso.
El técnico y planificador de esa institución, que fue desaparecida abruptamente y en la cual se desempeñó por casi tres décadas,
recuerda que desde hace tiempo hubo iniciativas para resolver la situación; pero, inexplicablemente, fueron desechadas. Sin embargo, estima el ingeniero Cols, quien conoce de la situación porque también fue secretario general de la alcaldía de Palavecino, que queda tiempo para ocuparse del asunto, sobre todo porque la Organización de Naciones Unidas, a través de la agenda 20–30. viene impulsando un conjunto de objetivos para lograr el desarrollo sostenible del planeta.
Esto quiere decir que, habiendo partido del año 2020, en el 2030 deben haberse cumplido todos esos objetivos, los cuales son 17, el sexto de los cuales habla de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, así como el saneamiento para todos. En este propósito entra el problema de las aguas servidas y, en tal sentido, el saneamiento del valle del Turbio se inscribe en este objetivo.
Recuerda el ingeniero Cols que la entonces Empresa Nacional de Mantenimiento de Obras Hidráulicas Compañía Anónima (Enmohca) planteó la construcción de cuatro plantas de tratamiento en Pavía, Tamaca, en el Oeste (Los Crepúsculos) y en el Este, ubicada en El Taque, que fue la que comenzaron a construir.
Ya para ese entonces había dos grandes colectores de aguas servidas: Uno, en la propia ciudad de Barquisimeto, que es de la quebrada La Ruezga, y otro, denominado Marginal, cuyas aguas servidas van hacia el río Turbio. Al mismo tiempo, había colectores marginales de Cabudare, incluyendo las del centro de la ciudad, de Agua Viva y del oeste, que comprende las de la zona de La Piedad y del Estadio Metropolitano.
A la planta de El Taque iban a llegar alrededor de 3.700 litros de aguas servidas por segundo; algo así como 3 metros cúbicos por segundo. La propuesta era que las aguas negras que drenan por La Ruezga, hacia el Turbio y las de Cabudare iban a ser tratadas en la planta de El Taque. Y una vez concluida ésta se comenzaría con las otras tres. Los trabajos de la primera comenzaron en el año 2006, pero intempestivamente quedaron paralizadas en el 2009.
¿Qué pasó?
Fueron construidas unas lagunas enormes, pero ahí pasó algo que yo, honestamente, no sé. Lo cierto es que el proyecto se vino abajo y tengo fotos de lo que se había hecho, en las cuales se ven las fosas cubiertas con un manto de asfalto y revestidas de plástico. Se instalaron de esa forma porque esas tierras, al parecer, son muy permeables.
¿Cuánto dinero se perdió?
Es imposible precisar cifras por cuanto no se tiene una información de lo sucedido; pero, indudablemente, son muchísimos millones de dólares invertidos en ese proyecto. Pero, naturalmente, algo pasó para que fueran paralizados los trabajos. Alguien me dijo una vez que el motivo de esa interrupción se debió a que se había producido una crecida del Turbio de tal magnitud, que afectó seriamente los sitios de toma o de entrada de la planta. Como nunca pude conocer lo sucedido, esa paralización todavía sigue siendo una gran interrogante.
¿En qué condición se encuentra lo construido?
Inexplicamente a todo lo que se había hecho le metieron candela, incluyendo el manto asfalto y el revestimiento de plástico. Aunque el sitio estaba cercado por la empresa constructora, miles y miles de tubos adquiridos para construir los colectores y que se encontraban almacenados, presuntamente, desaparecieron o fueron robados, no se sabe por quienes. Igual suerte corrió una cantidad imprecisable de postes. Y, prácticamente, se han perdido las vías construidas con cemento.
¿Tampoco se sabe la identidad de los funcionarios que estuvieron al frente de esa obra?
Según se tiene entendido, el responsable de la ejecución de la obra fue el colega Jorge González, quien hace tiempo dejó el país y, al parecer, reside en los Estados Unidos. Pero, eso es harina de otro costal.
Volviendo al proyecto de El Taque, ¿qué podría decirnos acerca del saneamiento del Turbio?
Fallido ese proyecto, sigue pendiente cumplir el proyecto de saneamiento del valle del Turbio. Porque con lo que comenzó a hacerse y no se terminó, a pesar de las grandes inversiones que se perdieron, estamos en cero.
Sin embargo, surge una pregunta: ¿es posible rescatar lo que se hizo en El Taque?
¡Ojalá sea rescatable! Porque, aunque no se puede precisar la cantidad, son millones de dólares todavía gastados ahí que podrían ser rescatados, pero sí es así o no, quienes lo pueden decir acertadamente son los especialistas.
Como usted tiene una gran experiencia en el campo de la planificación, porque no en vano se desempeñó 28 años como técnico y principal directivo de Fudeco, ¿Qué piensa sobre lo que debe hacerse para, realmente, ser saneado el valle del Turbio y, desde luego, el propio río?
A mi se me ocurre, para reiniciar el saneamiento del río Turbio, aprovechar unas infraestructuras que ya existen en la jurisdicción de Palavecino. Ya te dije que una de las cloacas incorporadas eran las de La Ruezga que vienen por uno de los colectores del río Turbio y los colectores de Cabudare, entre los cuales está el de Papelón. Se trata de un colector que se mete por una de las vías de la urbanización El Trigal, la avenida 3, y pasa sobre la quebrada La Tabure y cae sobre el río Turbio. Y hay otro colector, que llamaron Marginal, porque se desplaza cercano a la línea del ferrocarril Barquisimeto–Yaritagua y le dieron esa denominación por estar al margen de la vía férrea y de la zona urbana. Aunque se encuentra al final de lo que es la capital del municipio Palavecino, ya esos terrenos están poblados por cuando se han ido urbanizando como son los sectores de La Aguada, Las Tres Topias, Coco e´Mono. Cerca está el Club de Golf y El Palaciero. Y toda esa área se ha ido expandiendo porque ha sido parcelada.
En el curso de la entrevista, el ingeniero Cols, apoyándose en uno de los cuadros que tiene en la computadora, dice que el colector de Papelón se mete por El Trigal, pasa sobre la quebrada Tabure y ahorita está descargando al río Turbio.
El planteamiento que había era conectarlo a la planta de tratamiento de El Taque, destaca el profesional de la ingeniería. Al parecer, eso lo hicieron. Como existe una tubería que está enterrada por toda la orilla de los rieles hasta la zona de El Mayal, habría que construir otros dos kilómetros para meter esas cloacas a El Taque.
Pero, como usted nos ha dicho que ese proyecto está fallido, ¿Cuál sería la opción a considerar en este momento?
Aprovechando esas infraestructuras que ya están y todos los colectores de Cabudare, incluyendo también los de Agua Viva, habría la posibilidad de construir una planta más pequeña en Papelón, para tratar toda esa agua servida de la zona centro y este de Cabudare. Y hacer otra planta parecida hasta donde llega el colector Marginal, que podría estar en El Mayal o en la Aguada, pero en todo caso eso sería determinado por los especialistas.
¿Cuál es la observación que tiene sobre el problema?
En la actualidad las aguas servidas de Cabudare escurren hacia el río Turbio, pasando por Papelón; y hacia la quebrada Tabure. Como el colector Marginal no concluyó su tramo definitivo, las cloacas caen a la quebrada Tabure y siguen por la zona rural hacia Las Tres Topias, Coco e`Mono y después vienen las de Agua Negra, del Yaracuy, para finalmente caer al río Turbio, abajo en Yaritagua. De acuerdo a lo que está diciendo el ingeniero Cols, las aguas servidas de Cabudare escurren hacia el río Turbio y la quebrada Tabure.
Las aguas de Agua Viva y Cabudare confluyen hacia un colector desde el urbanismo El Trigal, pasan por la quebrada Tabure, continúan por la finca Papelón y al final descargan en el río Turbio. En otras palabras llegan al río Turbio y están conectadas con El Taque. Es por ello que un planteamiento a considerar sería la construcción de una planta de tratamiento en Papelón. Y de concretarse un proyecto habría que ver el uso de las aguas tratadas, para las cuales se tendrían que construir unas tuberías para el uso de la agricultura.
Por otra parte, las otras aguas, las de la parroquia José Gregorio Bastidas, drenan hacia el colector que va por la margen norte del ferrocarril hasta la zona de Mayal, desde donde corren hasta al cauce de la quebrada Tabure vía Las Tres Topias, Coco e Mono, Agua Negra y de ahí al Turbio. Este sector está todavía muy precario en infraestructura. Además de la planta de tratamiento habría que hacer una inversión importante en redes domésticas porque hay una gran cantidad de casas, cuyos habitantes utilizan pozos sépticos. Y, necesariamente, habría que hacer la descarga de esos lugares hacia el colector Marginal.
Nos acaba de decir que esta es una zona muy precaria en infraestructura. ¿Qué propone?
En esa área hay unas lagunitas de un cuarto de hectárea, las cuales fueron construidas hace unos veinte años cuando fue levantada la urbanización La Puerta. Además de la descarga cloacal de ésta, otras urbanizaciones decidieron hacer sus aguas servidas a esas lagunitas; pero, éstas no son de oxidación y, en consecuencia, las aguas servidas no reciben ningún tipo de tratamiento, sino que al desbordarse se expanden hacia la sabana para abajo. Ante esta situación lo más recomendable es construir cloacas y redes, y, desde luego, empotrarlas al colector Marginal. Esto quiere decir que habrá dos sistemas: el colector de Papelón y el colector Marginal.
¿No ha habido interés en abordar ese problema tomando en cuenta que hay un gran número de sectores urbanizados?
Durante la gestión del alcalde José Barreras, se contrató un proyecto, elaborado por los ingenieros Luis Ramos Rojo (quien fue decano de la Escuela de Ingeniería de la UCLA) y Antonio Sígala (especializado en el área sanitaria), para una planta de tratamiento en la zona de El Placer. Dentro de las especificaciones era para tratar las aguas de 12 mil habitantes, para ser ejecutada en 19 meses, mediante inversión de 58 millones de bolívares. Barreras entregó toda la documentación a la vicepresidencia de la República, en reunión convocada en abril de 2.014, para recibir proyectos municipales, pero nunca se le dio respuesta.
A nivel de soluciones para el saneamiento del Turbio, ¿en dónde nos encontramos?
El Tanque, en principio, es un proyecto muerto. Yo visualizo que se pueden hacer plantas pequeñas para aprovechar la infraestructura de colectores de Papelón y Marginal. ¿Por dónde comenzar?
Hay que retomar los estudios básicos para poder comenzar a tomar decisiones. El estudio básico habría que comenzar en cómo vamos a afrontar el problema de Barquisimeto. ¿Vamos a enfrentarlo con el esquema de las cuatro plantas de tratamiento proyectadas por Enmohca? ¿Se podrá o no recuperar la del Este? Dependiendo de ese análisis global dependerá lo que se va a hacer. Si se recupera El Taque habría que mandar las aguas de Papelón que tienen el colector y complementar el colector Marginal, del cual habría que terminar dos kilómetros. Que tal proyecto no es rentable, entonces, una opción podría ser construir dos plantas en Palavecino y habría que ver lo que se hará con dos caudales muy grandes, como son las de La Ruezga y el colector del río Turbio, para ver hacia donde diga el estudio. Ese es un tema que, como dicen los jugadores de dominó, ha venido pasando “agachado.” Porque cuando la gente, incluyendo autoridades y funcionarios de diversos organismos, pasa por La Ribereña, dice “por aquí se siente hedor de cloacas,” pero no deja de ser un vago comentario aunque nadie se preocupa por la magnitud que tiene el grave problema de contaminación del Turbio.
Drenaje
¿Cuántos kilómetros de recorrido tienen las aguas servidas hasta llegar al río Turbio?
En los momentos no hay estudios actualizados y los que he podido obtener, realizados hace años, acerca de los colectores de Cabudare nos indican que el colector Chucho Briceño 1, de 18 pulgadas, 1.200 metros. Colector Chucho Briceño, de 21 pulgadas, 1.200 metros. Colector Santa Bárbara, de 18 pulgadas, 600 metros. Banco Obrero-Intercomunal, 12 pulgadas, 1.360 metros. Valle Hondo, 12 pulgadas, 728 metros. El Recreo, 12 pulgadas, 1.071 metros. La Mora-Los Rastrojos-El Trigal, hay uno de 3.623 metros. Y hay otros que no tienen detalles de pulgadas y metro. Igualmente hay 2 del Colector Marginal: uno, el de La Piedad; y el otro, de las lagunas de El Valle.
De todos esos colectores, más de La Piedad y lo que le está cayendo de otras zonas de Cabudare debe estar por el orden de los 900 metros cúbicos por segundo. La planta de El Tanque estaba diseñada para procesar 3.700 litros por segundo de aguas servidas, de los cuales un mil serían de Cabudare y el resto proporcionados por La Ruezga y el Colector del río Turbio. En todo caso es una red inmensa.
Además de construir las plantas, hay que trabajar en la reconstrucción de colectores porque una gran parte de éstos están obsoletos y casi siempre se producen casos de averías. Hay que prever las inversiones que se deben ir haciendo para poner la red en plena condiciones de operación. El trabajo es sumamente complejo y costoso. Pero, insiste el ingeniero Cols, hay que hacerlo.