En ocasión de la celebración del Día del Ingeniero en Venezuela, es inocultable que la crisis política, económica y social del país ha afectado, en forma considerable, el ejercicio de este profesional en las distintas ramas del desempeño de sus funciones e, indudablemente, la formación de los nuevos profesionales.
Así lo expresa, al ser entrevistado por El Impulso, el ingeniero José Vásquez, cuya experiencia ha quedado evidenciada a su paso por la administración pública, en la cual tuvo a su cargo la ejecución de obras para Barquisimeto y otras zonas del estado Lara.
A pesar de los esfuerzos que están haciendo las universidades que se mantienen (Central, de los Andes, Carabobo, Zulia y otras) que tienen las ramas civil, eléctrica, mecánica, industrial, entre otras, se observa una pérdida en la calidad de la enseñanza debido a la deserción de profesores.
Ya no salen nuestros estudiantes a perfeccionarse en los Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y otros países cuyas universidades ofrecían las posibilidades de contar con una gama de profesionales altamente especializados. Al mismo tiempo, los avances tecnológicos que se han venido registrando en diversas partes del mundo, nos han dejado rezagados porque los efectos perversos de la crisis también impiden incorporarnos a los nuevos desarrollos ingenieriles.
Si tenemos que referirnos a obras, en el campo de la ingeniería civil no existe ejecución de proyectos de envergadura, tales como represas, autopistas y sistema ferroviario. Aún más, en lo concerniente a urbanismos y viviendas por parte del sector público, en el curso de los últimos veinticinco años, no ha sido tomado en cuenta a los profesionales venezolanos.
Organismos del Estado que, tradicionalmente, fueron escuelas, tales como el Ministerio de Obras Públicas y el Instituto Nacional de Obras Sanitarias, para señalar a los principales, ya no existen. En esas instituciones de gran prestigio a nivel continental, los ingenieros recién graduados empezaban desde abajo y, de acuerdo a su desempeño, iban escalando posiciones.
En ese mismo orden de ideas, el Estado venezolano, igualmente por tradición, tenía laboratorios de control de calidad; pero, en lugar de haberse mantenido en forma ascendente, se vinieron quedando atrás, lo cual es un hecho lamentable. No se puede obviar que por parte del sector privado existían grandes empresas con mucha maquinaria y tecnología, pero algunas se fueron descapitalizando y otras abandonaron el país para instalarse en otras partes, donde no han dejado de operar porque tienen experiencia comprobada.
Conviene señalar que la construcción es un suiche que mueve a cualquier país, dinamiza capital, genera trabajo, eleva la calidad de vida y promueve el desarrollo. Al momento no se puede precisar el número de profesionales de la ingeniería que ha salido del país hacia el exterior, en busca de oportunidades para el ejercicio de su profesión en las diferentes ramas; pero, a raíz del despido de numerosos ingenieros de la industria petrolera, además de ellos, más de cuarenta mil ingenieros lograron colocarse en empresas de todos los continentes, donde hoy están mejorando las economías de incontables países.
Esa fuga de cerebros también es importante destacar porque el Estado venezolano invirtió una cuantiosa cantidad de millones en la formación de miles de profesionales de la ingeniería, así como en otras profesiones, que sí estuvieran ejerciendo en Venezuela, otra sería la realidad que viviéramos.
Todo esto que estoy diciendo indica que el retraso observado en la ejecución de proyectos necesarios para activar la economía,. ha afectado la participación de los ingenieros en el desenvolvimiento del país; pero, aunque se trata de una situación crítica, no perdemos la esperanza de que todo ese cuadro de dificultades cambie lo más pronto posible.
El ingeniero Vásquez fue director del Ministerio de Transporte y Comunicaciones durante 6 años (desde 1983), durante los cuales participó en la ejecución, entre otras obras, de las avenidas Ribereña, La Salle, Andrés Bello y Argimiro Bracamonte, los distribuidores Obelisco y Guardagallos. Y en dos años al frente de Emica dio salida a la avenida Venezuela, eliminando el tapón que tenía esa vía.