El fascismo es la ideología intolerante que persigue, condena y hace desaparecer a quienes no comulgan con principios distintos a los que gobiernan, como lo estableció Benito Mussolini, quien era de tendencia socialista, y eso es lo mismo que está ocurriendo donde hay gobernantes que no toleran la disidencia.
Con ese criterio, el concejal Ronald Marchan, desde Bogotá, envía una declaración para referirse a la situación por la cual están atravesando los alcaldes Javier Oropeza y Rafael Ramírez, de Carora y Maracaibo, respectivamente.
Ambos alcaldes fueron electos democráticamente, pero fueron sacados de sus cargos sin haber cumplido sus períodos ejecutivos, sólo por el hecho de disentir del gobierno. Y, por supuesto, colocados en su lugar, arbitrariamente, personas que no fueron escogidas en votaciones, sino designadas directamente a dedo y políticamente.
Marchán señala que además han sido perseguidos los concejales en ambas jurisdicciones y en otras, porque se ha impuesto el capricho de quienes ejercen el poder desconocen por completo la Constitución y la leyes, hechos éstos que entran en la calificación de crímenes de lesa humanidad porque la persecución polìtica es inadmisible.
Como en la Italia de Mussolini se le han confiscado ahora, en Venezuela, bienes y propiedades al alcalde Oropeza, las cuales forman parte del patrimonio de una familia que ha trabajado la tierra y vivido de la actividad del campo desde hace muchísimos años.
Si en el siglo 20 no tenía sentido el fascismo, menos lo tiene ahora en el siglo 21 cuando están en vigencia los principios fundamentales de la democracia, que garantizan los derechos a los ciudadanos de escoger voluntariamente sus propios gobiernos y tiene que imperar la tolerancia para que haya un ambiente de respeto entre todos los seres humanos, declaró Marchán. La democracia y los derechos ciudadanos están contenidos en la Constitución.
