Un hecho lamentable ha conmocionado a la comunidad científica: la destrucción de Las Cárcavas de Quíbor, un singular paisaje geológico-climático de gran valor ecológico, histórico y turístico, ubicado en el municipio Jiménez. Esta acción, realizada por maquinaria pesada, ha generado una ola de indignación y ha puesto en evidencia la falta de conciencia ambiental de quienes tomaron esta decisión.
Hildebrando Arangú, quien ha dedicado gran parte de su vida académica al estudio de la ecología del estado Lara, señaló para El Impulso que esta acción no solo afecta al ecosistema local, sino que también pone en riesgo el futuro de las generaciones venideras.
«Es lamentable que, a pesar de los discursos sobre desarrollo sostenible, se sigan llevando a cabo acciones que atentan contra la naturaleza. La destrucción de Las Cárcavas es una muestra clara de la falta de planificación y de la ausencia de políticas ambientales efectivas en nuestro país«, afirmó el especialista.
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Según Arangú, esta situación constituye un delito ambiental de gran envergadura, ya que se han violado diversos principios constitucionales y leyes ambientales. Entre las irregularidades señaladas se encuentran la falta de estudios de impacto ambiental, la omisión de consultas públicas y la inacción de las autoridades competentes ante las denuncias presentadas.
«Es necesario que las autoridades investiguen a fondo este caso y apliquen las sanciones correspondientes a los responsables. Además, se debe impulsar una mayor conciencia ambiental en la población y fortalecer las instituciones encargadas de proteger nuestro patrimonio natural«, exigió el especialista.
Metástasis ambiental
El destacado especialista ambiental y miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP), alertó sobre la grave amenaza que enfrentan los paisajes naturales de Venezuela debido a políticas gubernamentales que priorizan actividades destructivas como la minería a gran escala.
Arangú, quien ha dedicado gran parte de su carrera a la conservación ambiental, enfatizó que Venezuela, un país reconocido por su biodiversidad única, está perdiendo rápidamente sus principales atractivos turísticos.
«Estamos destruyendo un patrimonio natural invaluable por ignorancia y miopía», afirmó el experto, quien citó como ejemplo de esta problemática, las Cárcavas de Quíbor, una formación rocosa de gran valor ecológico y turístico que se encuentra en peligro debido a actividades humanas.
El especialista criticó duramente la falta de planificación y visión a largo plazo en materia ambiental, señalando que los tomadores de decisiones parecen estar más interesados en la explotación indiscriminada de los recursos naturales que en la conservación de los ecosistemas.
«Venezuela tiene un potencial turístico inmenso que podría impulsar el desarrollo económico y social del país. Sin embargo, estamos desperdiciando esta oportunidad al priorizar actividades que dañan irreparablemente nuestro ambiente», destacó Arangú.
Violación a la constitución
Arangú señaló que la destrucción de Las Cárcavas de Quíbor es un hecho que califica como un grave atentado contra el medio ambiente y una violación a la constitución de Venezuela.
Según Arangú, esta acción no sólo causa daños irreparables al ecosistema, sino que también constituye un delito que contraviene múltiples normas legales. En particular, se estarían violando los artículos 128 y 129 de la Constitución, los cuales establecen la obligatoriedad de realizar estudios de impacto ambiental y sociocultural antes de cualquier proyecto que pueda afectar el entorno.
«Se hizo caso omiso a los procesos de consulta pública y evaluación ambiental, lo que representa una clara violación a nuestros derechos constitucionales», afirmó Arangú. El especialista destacó que, a pesar de que se introdujo una denuncia ante el Ministerio Público hace cuatro meses, esta aún no ha sido atendida.
Ante esta situación, hizo un llamado a las autoridades competentes y a los organismos de defensa ambiental para que tomen cartas en el asunto y apliquen las medidas legales correspondientes.
«Se trata de un delito de acción pública que requiere una respuesta inmediata«, enfatizó.
Por último, indicó que la destrucción de Las Cárcavas de Quíbor no solo afecta al ecosistema local, sino que también tiene implicaciones a nivel nacional, ya que representa una violación a los principios constitucionales que protegen el ambiente y los recursos naturales.
