“Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios” (Mc. 10, 17-30).
Y ¿quiénes son los ricos? Jesús lo explica seguido en este mismo texto: “rico = el que confía en las riquezas”. No significa que sea malo tener riquezas. Lo malo es confiar más en las riquezas que en Dios. “Ricos”, son los que prefieren las riquezas a Dios… o inclusive hay aquéllos que convierten las riquezas en su dios.
¿Es que es malo ser rico? No, pero los seres humanos tenemos una tendencia marcada y peligrosa de apegarnos a las riquezas y llegamos a poner los bienes materiales por encima de Dios o, inclusive, los colocamos en vez de Dios.
De allí la sentencia del Señor: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos (los que confían en las riquezas) entrar en el Reino de Dios!”. Los discípulos se asombran y preguntan: “Entonces, ¿quién puede
salvarse?”. Contesta el Señor: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.
La Sagrada Escritura suele presentarnos las riquezas en oposición a Dios y –curiosamente- a la Sabiduría Divina: “La (la Sabiduría) preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza… todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la plata es como lodo”. (Sb. 7, 7-11)
La Sabiduría Divina es la verdadera, porque la otra, de meros saberes humanos, no es mala, pero no es suficiente. Ser sabio es ver las cosas, las personas, las circunstancias de nuestra vida como Dios las ve. ¡Por eso es que es más valiosa que todas las riquezas!
Dios nos salva, pues para El todo es posible, pero no nos salva de nuestros pecados y apegos sin nuestra colaboración. ¿Y cuál es nuestra colaboración? La aceptación de Su gracia divina, derramada a lo largo de nuestra vida.
Siendo el 15 de octubre la fiesta de esa “sabia” Doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Jesús, recordamos estas palabras suyas: “Aunque duraran siempre los deleites del mundo, las riquezas y gozos, todo es asco y basura comparados con los tesoros divinos” (Moradas VI, 4, 10-11).
Isabel Vidal de Tenreiro
