Los seres humanos tenemos la obligación de generar alternativas de vida para mantenernos aptos y contentos. Si nos resignamos a un estilo de vida de mera subsistencia, de mero trabajo y rutina sin descanso, nuestra vida se reducirá a su mínima expresión y perderá el principal encanto de ella que es el de la plenitud y alegría de vivir.
En nuestro mundo el gusto de algunos por tener cada vez más y más y la necesidad económica de otros por sobrevivir, se ha vuelto tan excesivo que no deja suficiente tiempo libre para descansar. Un buen número de personas se pasan la vida entera activos, produciendo sin descanso y a quienes les cuesta tener una vida llevadera sin más distracción que ¡trabaje¡ y trabaje!
Cuando el cansancio rinde las fuerzas, es cuando nos damos cuenta del tiempo que perdemos en aras del trabajo agobiante, más aún cuando como en este tiempo en que vivimos, no hay consideración en el caso por ejemplo del empleado que tiene que trabajar sin tregua y apenas cuenta con un tiempo cortísimo para comer y descansar. Esta condición no puede mostrar rostros felices ni satisfechos cuando por dentro llevan el calvario del hambre y la falta de descanso y distracción… Cuando miro hacia mis libros, recuerdo cuántos casos, cuántas historias y en cuantas novelas encuentra uno la cruda realidad de aquellos que trabajan sin pausa hasta la muerte.
Anoche me fui detrás de los recorridos del protagonista del libro que leo. Me agarró la mañana ojeando libros, amanecí cansada pero contenta, el tiempo se me fue. Habrá falta de sueño y también un momento para recuperarlo. La emoción de la lectura me llevó por parajes en los que me entretuve toda la noche sin percatarme de las horas que no considero perdidas, el hecho de darme un tiempo para mí leyendo me relajó, me cargó las baterías que en otros momentos no me permiten los compromisos ni el reloj…
Hacer un alto en el camino para disfrutar la naturaleza y admirarla es alegría para el espíritu y descanso para el organismo. Tristemente para el hombre que trabaja sin descanso después de la ruda jornada diaria, no logrará superar muchos años de vida. El hombre necesita un descanso después de la lucha que por la sobrevivencia libra día por día. Los caminos se hicieron para caminar por ellos, probablemente hoy más que nunca sea necesario permitirse unas cuantas horas libres, tener el derecho de ir a pasear, a caminar, alejarse, observar a las personas en la calle o charlar un rato con algún amigo, leer en un día normal de trabajo, olvidar el televisor o el celular por varios días, hablar con los hijos y reírse, son espacios en los que logramos enriquecernos por un momento y recuperar la calma de las grandes batallas que libramos desde que tenemos uso de razón hasta la muerte.
La vida es única, es una lucha perenne, más no una lucha hasta morir. ¿Cuándo podremos ser libres para vivir momentos diferentes al de trabajar sin descanso? Usted solo puede ser libre para tomar sus propias decisiones ¡AHORA!
Suena tétrico, resulta que la ambición por un lado y por otro la necesidad de quienes dependen de un sueldo, tienen en común el cansancio y sufrimiento que los lleva más pronto que tarde al camino que enseña la puerta de salida del mundo…
Amanda Niño P.