El oso grizzly, denominado científicamente como Ursus arctos horribilis, es una de las criaturas más emblemáticas y poderosas de América del Norte.
El grizzly es una subespecie del oso pardo (Ursus arctos), fácilmente reconocible por su gran tamaño y su musculosa joroba en los hombros, que le otorga una fuerza extraordinaria. Los machos adultos pueden llegar a medir entre 1,8 y 2,4 metros cuando se paran sobre sus patas traseras, y pueden pesar entre 180 y 680 kilogramos, dependiendo de la región y la disponibilidad de alimento.
Pelaje característico
Una de las características más distintivas del oso grizzly es su pelaje, que suele ser de un color marrón oscuro, pero con puntas de pelo más claras que le dan un aspecto «plateado» o «grizzled», de donde proviene su nombre en inglés.
Sus garras, largas y afiladas, pueden llegar a medir hasta 10 cm, lo que le permite cavar con facilidad y cazar presas o desenterrar raíces y pequeños animales. Su sentido del olfato es extremadamente agudo y son capaces de detectar comida a kilómetros de distancia.
Hábitos alimenticios
Los grizzlies se alimentan de ciervos, alces, y en ocasiones, animales más pequeños como roedores o peces, y son expertos en la captura de salmones durante su migración. Los grizzlies también son carroñeros oportunistas y no dudan en alimentarse de restos de otros depredadores.
Puede almacenar grasa en preparación para la hibernación. Durante el verano y el otoño, los grizzlies entran en un estado llamado «hiperfagia«, donde comen hasta 90 libras (40 kg) de alimento por día, acumulando suficiente grasa para sobrevivir los largos meses de invierno, cuando entran en un letargo profundo. Durante la hibernación, su metabolismo disminuye significativamente, permitiéndoles vivir de sus reservas de grasa.
Manadas pequeñas o solitarios
Los osos grizzly suelen ser solitarios, aunque se pueden encontrar en grupos pequeños cuando hay abundante comida, como durante la temporada de salmón. Son animales territoriales y defenderán agresivamente su área si se sienten amenazados, especialmente las hembras con crías, que son extremadamente protectoras.
En las culturas nativas americanas, los tótems (emblema de madera, tallado o pintado, que representa un animal) con forma de oso son comunes y se utilizan para proteger a las comunidades y a los individuos. En otras culturas, se celebraban rituales como la “Danza del Oso”, donde los participantes imitaban el comportamiento de estos animales, como una forma de honrarlos y pedir sus bendiciones.