El psicólogo clínico Luis Oropeza ha alertado sobre el profundo impacto emocional que la crisis sociopolítica y económica de Venezuela está teniendo en la población. En una reciente entrevista, el especialista destacó el aumento significativo de trastornos como la ansiedad, la depresión y el insomnio, además del miedo y la incertidumbre, los cuales se han convertido en una constante en la vida de muchos venezolanos.
«La incertidumbre y la inseguridad son factores que han generado un estrés crónico en la población», afirmó Oropeza. «La falta de expectativas sobre el futuro y la constante preocupación por la situación económica han llevado a muchas personas a experimentar desesperanza y un sentimiento de falta de control sobre sus vidas».
La importancia de la salud mental en medio de la crisis
Ante este panorama, el experto ha enfatizado la importancia de cuidar la salud mental. «Es fundamental que las personas se permitan sentir las emociones que están experimentando, pero también que busquen herramientas para manejarlas de manera saludable», señaló.
Entre las recomendaciones de Oropeza se encuentran:
Buscar apoyo social: Conectar con amigos y familiares puede proporcionar un gran alivio emocional.
Practicar actividades relajantes: El ejercicio físico, la meditación y otras técnicas de relajación pueden ayudar a reducir el estrés.
Establecer rutinas: Mantener una rutina diaria puede proporcionar un sentido de estabilidad y control.
Buscar ayuda profesional: Si los síntomas de ansiedad o depresión son severos, es importante consultar a un psicólogo.
El impacto político en la salud mental
Oropeza también ha subrayado el papel de la política en la crisis de salud mental que vive el país. «La situación política genera un alto nivel de estrés y ansiedad en la población», afirmó.
«La falta de confianza en las instituciones y el miedo a la represión son factores que agravan el problema».
La necesidad de una respuesta integral
La crisis de salud mental en Venezuela requiere una respuesta integral que aborde tanto las causas individuales como las estructurales. Es fundamental que se inviertan recursos en la prevención y el tratamiento de los trastornos mentales, y que se promuevan políticas públicas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la población.
«La salud mental es un problema de salud pública que no puede ser ignorado», concluyó Oropeza.