La República Popular de China es noticia en estos días por estar arribando al aniversario número 75 de la Revolución Socialista de 1949. Ello más su conversión en la segunda potencia económica del mundo en reñida competencia con Estados Unidos hasta el extremo de controlar acciones de la banca de ese país y acumular minerales estratégicos con los cuales funciona la tecnología digital.
Los éxitos alcanzados por este poderoso país asiático, en el campo económico, guardan un conjunto de mentiras y verdades en torno a las potenciales del sistema capitalista y socialista. Ello en cuanto a la generación de bienestar y felicidad para el hombre.
A partir de 1949 la mayor meta del máximo líder Mao Tsetung es el de alcanzar la industrialización lo cual se ve truncado debido a diversos errores, entre estos la fe ciega en la colectivización de la propiedad privada y la planificación socialista inventada por el líder soviético Vladimir Lenin. Entre 1949 y 1976 los dirigentes comunistas chinos incurren en el error de obligar al campesinado y clase obrera a asumir la colectivización que para nada funciona por lo improductivo en la práctica.
En aras de lograrlo Mao Tsetung impulsa las fallidas experiencias del Gran Salto adelante y la Revolución Cultural. Ambas saturadas de la ideología del marxismo-leninismo-maoísmo cuyo epicentro es el dogma negador de la dialéctica de la cual se ufanan socialistas y comunistas. Se calcula que durante el desarrollo del proceso del Gran Salto Adelante murieron más de veinte millones de personas a consecuencia del hambre y persecuciones de corte político-ideológico.
El empuje exitoso de un proceso de industrialización es seguro cuando se apoya en la agroindustria a gran escala para la creación de bienes y servicios. Eso está demostrado sólo es posible si se aplica la economía de mercado consustancial al capitalismo en sociedades liberales abiertas que no debemos confundir con las neoliberales salvajes en que únicamente cuenta la ganancia fácil y despiadada de unos pocos empresarios sin controles estatales. En ese sentido Mao Tsetung ara en el mar en su fallido intento por obtenerlo. Lo que demuestra la superioridad del capitalismo sobre el socialismo.
Cuando el 9 de septiembre de 1976 muere Mao S T el nuevo líder de la República Popular China Deng Xiaoping introduce una rectificación: asume plenamente la economía de mercado que sustituye las formas de economía colectivista del socialismo imperantes desde 1949.
Y acertó por todo el centro de la calle. Es así como China se salva de otra hambruna y da de comer a más de mil millones de bocas. También es Deng Xiaoping quien establece la fórmula gubernamental de “Un país, dos sistemas”, es decir la coexistencia del capitalismo en lo económico y la dictadura comunista en lo político.
Pero la gran verdad es que hoy China es una potencia económica gracias a la economía de mercado consustancial al capitalismo.
Freddy Torrealba Z.
