Los recientes testimonios de las madres de los 158 adolescentes que fueron detenidos, torturados y recluidos en cárceles con presos comunes y de alta peligrosidad en Venezuela entre el 29 de julio y el 6 agosto del 2024 luego de la elección presidencial que perdió Maduro, ha roto la barreras del miedo y ha
develado una vez más las más increíbles torturas de un régimen que es investigado por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional (CPI).
Las madres de estos jóvenes ya sin nada qué perder, y a dos meses de que sus muchachos son sometidos casi a diario a la crueldad y el sadismo, decidieron hablar y contarle al mundo apenas una parte de lo que están viviendo estos chamos. Yennifer Febres tiene a su hija menor de edad tras las rejas, siendo inocente y sin estar involucrada en protestas, quien le confesó “prefiero dormir y no despertarme más nunca, acabaron con mi vida”; o el caso de Lireny Molina, quien contó que su hijo jugaba fútbol con unos vecinos cuando llegó la policía, lo golpearon brutalmente y le sembraron armas sólo por el hecho de negarse a grabar un video en el cual tenía que decir que María Corina Machado le pagó 30 dólares por hacer disturbios.
Hay otros testimonios más desgarradores como la madre de un joven, que prefirió el anonimato y que aparece reseñado en el medio digital Efecto Cocuyo, que contó que su hijo se enteró que ella estaba fuera del recinto carcelario le gritaba: “Mamá, te amo pero ya no aguanto más. Me quiero matar“. También está el de Mireya González, quien tras dos meses sin ver a su sobrino contó que este le dijo que en la cárcel de Tocuyito le dan comida con gusanos, y apenas agua dos veces al día. Todos los familiares coinciden en que sus seres queridos están “muy delgados” y casi entrando a etapa de “desnutrición”.
El 17 de septiembre ante la ONU Marta Valiñas, presidenta de la Misión internacional Independiente de Determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela dijo: “el gobierno de Maduro admitió haber arrestado a más de 2.200 personas entre los que se encuentran al menos 158 niños algunos con discapacidades y acusados de delitos graves como terrorismo e incitación al odio”.
Las prácticas de los soviéticos con el artículo 58 y los ‘Gulag’ coinciden con las de Nicolás Maduro que las ejecuta para exterminar a la oposición y evitar que la población joven reclame sus derechos, que se resumen en libertad de pensamiento.
El artículo 58 del Código Penal de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia que entró en vigor el 25 de febrero de 1927 se aplicaba para detener a las personas sospechosas de actividades contrarrevolucionarias y abarcaba delitos como cualquier acción encaminada a derrocar, socavar o debilitar el poder de los sóviets; obreros y campesinos tenían que pagar con cárcel en campos de concentración o eran declarados traidores por lo que eran condenados a pena de muerte o diez años de prisión, ambos casos con confiscación de bienes.
La historiadora Anne Applebaum, en su análisis del artículo 58 del Código Penal de la URSS, también señala que era una herramienta clave de represión política puesto que el articulo permitía al régimen soviético perseguir y condenar a aquellos considerados como enemigos del Estado, abarcando una amplia gama de acciones y pensamientos que podían ser interpretados como «contrarrevolucionarios».
Applebaum destaca cómo este marco legal facilitó la creación de un clima de miedo y desconfianza, donde la denuncia y la vigilancia se convirtieron en prácticas comunes entre los ciudadanos; en su opinión, este artículo es un símbolo de la brutalidad del régimen soviético y una advertencia sobre los peligros de la legislación que permite la persecución política.
Igual similitud tienen las cárceles venezolanas con los ‘Gulag’, que era la dirección general de campos de colonias de trabajo correccional soviéticos creado en 1930 y que albergaba a prisioneros políticos, sacerdotes, ciudadanos deportados con presos comunes pero básicamente era un mecanismo de reprensión a la oposición. En Venezuela después del 28 de julio a esos 158 jóvenes y al resto de los 2000 detenidos están en recintos carcelarios de alta peligrosidad.
La palabra ‘Gulag’ se difundió en Occidente a partir del éxito de Archipiélago Gulag, el libro de Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura, que denuncia la vida en los campos y la utilización de los mismos para callar y castigar a los que pensaban diferente.
Alexander criticaba severamente el artículo 58 del Código Penal de la URSS, que se utilizó para reprimir a disidentes y opositores políticos. Este artículo permitía la condena por «actividades contrarrevolucionarias» y abarcaba una amplia gama de delitos vagamente definidos, lo que facilitaba la persecución arbitraria de individuos.
Maduro subestima la justicia al igual que sus arbitrarios funcionarios donde destacan el fiscal general, Tarek William Saad, y los militares. El expediente en la Haya no se deja de documentar así que también la aplicación del artículo 58 y los ‘Gulag’ soviéticos a los jóvenes y niños venezolanos tendrán sus páginas.
Edward Rodríguez