«Cualidad que consiste en la unión de lo bello con lo grave y majestuoso. Conjunto de circunstancias que constituye el buen tono, y la gracia en el vestir, hablar o escribir».
(Wikcionario, el diccionario libre)
En la sociedad actual, la elegancia y la categoría han perdido un poco de su significado en medio de la rapidez y la inmediatez que caracterizan nuestra vida cotidiana.
Sin embargo, es importante recordar que la elegancia y la categoría son rasgos muy valorados que pueden marcar la diferencia en cómo somos percibidos por los demás y en cómo nos sentimos con nosotros mismos.
¿Qué es la elegancia?
La elegancia va más allá de la apariencia externa. Se trata de la armonía entre la forma en que nos vestimos, nos comportamos, hablamos y escribimos.
Una persona elegante muestra clase y distinción en cada aspecto de su vida, desde la forma en que se relaciona con los demás hasta la manera en que se expresa.
Algunas cualidades de una persona elegante incluyen:
- Sencillez: Saber llevar las prendas adecuadas sin caer en la ostentación.
- Seguridad: Sentirse cómodo consigo mismo y proyectar confianza en todas las situaciones.
- Buenos modales: Mostrar cortesía y respeto hacia los demás en todo momento.
¿Y la categoría?
La categoría está relacionada con la distinción en el trato y en la actitud. Una persona de categoría destaca por su refinamiento y su buen gusto, mostrando siempre un nivel de exigencia en todo lo que hace.
Características de una persona de categoría:
- Integridad: Actuar con honestidad y coherencia en todas las circunstancias.
- Sensibilidad: Mostrar empatía y comprensión hacia los demás, así como respeto por sus opiniones.
- Cultura: Valorar el conocimiento y la educación, buscando siempre crecer intelectualmente.
La importancia de cultivar la elegancia y la categoría
La elegancia y la categoría no son simplemente cuestión de apariencias, sino que reflejan la forma en que nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos.
Cultivar estos rasgos puede tener un impacto positivo en nuestra autoestima, nuestras relaciones interpersonales y nuestra percepción en la sociedad.
Además, la elegancia y la categoría son cualidades atemporales que trascienden modas y tendencias pasajeras. Ser una persona elegante y de categoría no depende de cuánto dinero tengamos o de qué llevemos puesto, sino de nuestra actitud y nuestro comportamiento frente a la vida.
Así que: la elegancia y la categoría son valores que podemos y debemos cultivar en nuestro día a día para ser mejores personas y contribuir a un ambiente más armónico y respetuoso.
No se trata solo de lucir bien, sino de ser excelentes en cada aspecto de nuestra vida.
Natividad Castillo P. (Natty)
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