Es propio de los principios y valores que caracterizan a los miembros de la Red, honrar a quienes, con su demostrada trayectoria, más que respeto, se supieron ganar el cariño y admiración de sus coterráneos.
Al transcribir el artículo publicado por el diario “EL IMPULSO”, el 14-02-1982, tomado de una obra publicada por la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, UCLA, titulada: “ARGIMIRO BRACAMONTE, UN VALOR CIVIL Y PEDAGÓGICO,” Compilación y notas de Agustín Callejas Vieira, continúo con el homenaje al doctor Argimiro Bracamonte y su pasión por la amistad, cuando reconoció los atributos personales de don Raúl Azparren y lo hago extensivo a Raúl Azparren Macías. Cito:
(…) Fue Presidente del Concejo Municipal en varias oportunidades, presidente de la Cámara de Comercio, Director de COMDIBAR, secretario General de Gobierno; en todos los destinos de su tránsito y en todos los quehaceres de su afán, puso la intensidad de su presencia y el inmenso caudal de su pasión. Al rendirle merecido tributo, el CABILDO de Barquisimeto lo convocó para una cita póstuma en su salón de sesiones, no sólo por razón protocolar, sino por los motivos eminentes en la ejemplaridad de su vivir y de su trayectoria de hombre público, que en la hora de la verdad suprema debía rendir cuentas a su pueblo.
Convertido en lección y hecho símbolo, volvió Raúl a nuestro AYUNTAMIENTO; que había presidido por dos veces y en ocasiones diferentes con notable eficiencia y pulcritud.
El miércoles 13 de enero de 1982 no fue su cuerpo inerte solamente el que compareció a la última cita concreción de su presencia, de su pensamiento y de su espíritu allí para el postrer informe: tranquilo ante el tribunal de su conciencia, impávido en los umbrales del misterio, triunfal ante el veredicto de la Historia. Ni un señalamiento ni una queja que pudieran vulnerar su nombre o poner en duda sus virtudes, la honestidad de sus acciones, la pureza de sus intenciones y el puntilloso celo desplegado en el manejo de los dineros públicos.
Como fundador y Presidente de la Sociedad Amigos Barquisimeto, realizó obra estupenda y sin rival. Bastaría citar entre otros logros el valioso Instituto Politécnico, que por sobre escollos y maleza cumple singular y estupenda tarea, la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, el Instituto Universitario Pedagógico, el Parque de los Ilustres, la defensa del Bosque que en buena hora llevará su nombre. No hay en el Barquisimeto de ese tiempo ninguna obra, institución o empresa de público interés y de servicio que no tenga la impronta de su afán y el sello de su nombre de la FAB hechura de su diuturno esfuerzo y herramienta para la siembra generosa, al servicio de Barquisimeto y sus problemas.
Se pregunta uno con angustia ahora y a veces con profundo desencanto la Venezuela de este tiempo, que rinde tanto culto a la riqueza, que no discrimina entre el patrimonio bien ganado a fuerza de sacrificio y de trabajo y la opulencia saudita, desafiadora y vergonzante de las inmensas fortunas mal habidas, logradas a la sombra del poder, producto de la concusión y del saqueo en la Administración Pública, como la de aquel famoso Alí Babá. (¡Y de sus congéneres que lo han superado con holgura!) a que aludía Rómulo Betancourt el día triunfal de su retorno, en una hora dramática de nuestro acontecer nacional, ERGIDO SOBRE SU POBREZA DECOROSA, fiel a la probidad sin concesiones que acompañó su vida hasta el sepulcro, se pregunta uno, repito, si la Venezuela de ahora, un cuarto de siglo casi después de aquel histórico 23 de enero, denso de expectativa y de esperanza, que ha visto profanar tantas banderas. que ha dejado impune tanto agravio al fisco y al Patrimonio Nacional, que ha echado por la borda toda norma de ética principista y de moral política, absolviendo de culpa a egregios pillos y hasta festejando sus proezas, sin detenerse en sutilezas de esta índole, sabrá apreciar en su cabal medida todo el significado de este ejemplo:
¿La limpia voz de esta garganta inerte y la hermosa enseñanza contenida en la señal balance de esta vida y en la lección sin sombras de esta muerte?
Sin pécula y sin pecunio, como en el soneto autobiográfico de Antonio Machado, parte Raúl,
«Ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos del estropear…
¡En la inefable voz de los poetas “Torres de Dios y antenas de las eternidades” se ha dicho que morir es remontar la vida e instalarse en la lumbre de una estrella!
Viajeros de las rutas infinitas, arqueros de románticas leyendas, ¿en qué constelaciones misteriosas fuiste a clavar el dardo de tu empeño, el candil ardoroso de tus sueños y la invicta bandera de tu fe?
El AYUNTAMIENTO de Barquisimeto, por decisión unánime Y en solemne sesión a su memoria, decidió dar el nombre de Raúl al parque proyectado en Macuto, allí donde el río de sus desvelos, el valle de su angustia y sus anhelos, formarán en los próximos decenios el santuario ecológico de la ciudad futura. La idea fue inicialmente de la SAB acogida por el Concejo de Iribarren en oportuna y justa decisión.
Sabemos por otra parte, que el Presidente del Concejo y los concejales, por supuesto, piensan que, en la ciudad tradicional, en el Barquisimeto de ayer, en propicio recodo de la urbe deberá erigirse un MEMORIAL que recuerde al vecino y al viandante, y a las generaciones futuras, que en estos predios de Nueva Segovia hubo una vez un caballero andante, huérfano de alabarda y rocinante, pero armado de inconmovible fe, que luchó contra el viento y los molinos, y allí donde había selva abrió caminos y donde había tinieblas encendió luz!
Cual centinela sobre su sepulcro vigilará desde las moradas infinitas la compasiva luz de los luceros y alumbrará sus sueños…
¡Duerma en Paz!
Argimiro Bracamonte
Barquisimeto, 9 de febrero de 1982.
Maximiliano Pérez Apóstol
