La necesidad no dice adiós sino hasta luego.
A lo largo de la vida sufrimos el embate de las calamidades bien sea por enfermedad, por cuestiones económicas o por otra razón. En tal situación es mucho más fácil contar con un amigo que con el hermano o pariente al que alguna vez ayudamos a salir del abismo en que se hallaba y lo olvidó.
La mayoría de aquellos que dicen ser nuestros amigos son un vano herbario de divisas, de apariencias, intereses y condiciones. Amigos que lo son en el interés, en la abundancia, la fama o el poder…Los mejores amigos suelen estar cerca de nosotros. Yo canto a los que de mi nacieron, aquellos cuya compañía, comunicación y apoyo me salvan de los días iguales y de los muy difíciles, canto a aquellos que son parte de mi, que están conmigo en las buenas y en las malas.
Al evocar mi infancia me vienen a la memoria aquellos seres que sí eran amigos, familia, vecinos comprensivos, solidarios y agradecidos. Fueron tiempos mejores. Algunas personas nacen con el don de ayudar sin interés a los demás. De padres y maestros aprendimos el maravilloso arte de interesarse por los otros sin esperar nada a cambio.
De la conciencia moral procede el motivo, elemento que convierte el acto de la voluntad en posibilidad de dar la mano al que necesita ayuda, sentimiento que anima a ejecutar el servicio al amigo, al familiar o al vecino. Las duras pruebas nos demuestran a nosotros mismos lo que es la resistencia humana y lo que son las oportunidades. Unos pasan por momentos espantosos de necesidad o de enfermedad, cuestiones que tarde que temprano alcanzará a aquellos que se mostraron indiferentes al dolor de otros o se creían inmunes.
El arte de las Relaciones humanas es el de llevarse bien con los demás, esenciales para promover y conservar amistades personales y saludables que permitan crear y establecer un excelente vinculo de simpatía y aprecio; es esto lo que logra ahondar las raíces en el fondo y limo de la personalidad. Posee cualidades de orden sensible y espiritual como una razón de obrar. Estas virtudes son sembradas en el ser humano desde el hogar y la escuela. Todo lo bueno de lo que es la motivación, la voluntad y buena intención se debe también a la educación recibida.
Agradecemos a Dios cada día por las bendiciones recibidas. La gratitud es un sentimiento que atañe a todos, agradecer es esa deuda que adquirimos con quien en algún momento su buena voluntad nos dio la mano, nos dio apoyo, cobijo o consuelo. De esta disposición de mostrarse agradecido por lo que se ha recibido, queda eso que se puede llamar deuda moral que no queda en el olvido. El refrán bien lo dice “Hoy por mí, mañana por ti”. Nadie está libre de necesitar una ayuda, como nadie es inválido para dar una mano al que lo necesita. Aunque no se haga por interés, va a llegar el momento en que aquel necesitará de nuestra ayuda, negársele sería una verdadera ingratitud y grosería. La ayuda oportuna no tiene precio. En este espacio cabe la amabilidad que es ese rasgo de las personas que están con nosotros y nos acompañan, a las que es fácil llegar a amar como a un verdadero hermano. La amabilidad es propia de aquellos que se involucran en el bien de los demás.
Gracias a Erika Jurado, mujer maravillosa que a nadie dice no puedo, aunque esté atareada o muy agotada.
Dios te bendiga y gracias muchas gracias amiga.
Amanda Niño P.