Originario del noreste de Australia, Nueva Guinea e islas circundantes, el casuario es un ave no voladora que puede alcanzar alturas impresionantes y es considerado uno de los animales más peligrosos del mundo.
El Casuario es la tercera ave más grande del mundo, solo superada por el avestruz y el emú. Un adulto puede llegar a medir entre 1.5 y 2 metros de altura y pesar hasta 70 kg.
Su plumaje es predominantemente negro, pero es en el cuello y la cabeza donde muestra sus características más llamativas: una piel de colores vibrantes que varía entre azul, rojo y naranja.
Su cresta ósea, conocida como «casco», lo que más lo distingue, es estructura que no solo sirve como herramienta para abrirse paso por la densa vegetación, sino que también cumple un papel importante en la exhibición y el cortejo.
Los casuarios son aves solitarias y altamente territoriales. Aunque suelen ser tímidos y evasivos, pueden volverse extremadamente agresivos si se sienten amenazados. Sus poderosas patas, armadas con garras afiladas que pueden alcanzar los 12 cm de longitud, son su principal arma de defensa. Un golpe de una de estas aves puede ser mortal para cualquier depredador o humano que se cruce en su camino.
Es omnívoro pero su dieta es mayoritariamente frugívora, lo que significa que se alimentan principalmente de frutas caídas. Sin embargo, también pueden consumir hongos, pequeños vertebrados e invertebrados.
Debido a su apariencia imponente y su capacidad para infligir daño, el casuario ha sido objeto de muchos mitos y leyendas en las culturas locales. Algunas tribus de Nueva Guinea, por ejemplo, consideran al casuario un animal sagrado y le atribuyen poderes espirituales. En la cultura popular, el casuario ha sido retratado como un «ave asesina», pero en realidad, estos animales solo atacan si se sienten acorralados o amenazados.