El laureado enciclopedista Rafael Domingo Silva Uzcátegui y el acucioso cronista Ramón Querales, ambos miembros correspondientes a la Academia Nacional de la Historia y del Centro de Historia Larense, entregan en sus diversas obras sobre Barquisimeto, interesantísimos datos que se han relegado en el abominable olvido, ese que ha venido borrándose por la cotidianidad y la historia acomodaticia.
Son tantos episodios -unos más desconocidos que otros-, especialmente por los jóvenes habitantes de la ciudad, pero también por muchos menos jóvenes que ahora comienzan a interesarse en conocer aquellas remotas vivencias del Barquisimeto añejo.
Silva Uzcátegui apunta que el 9 de marzo de 1779, el obispo Mariano Martí asentó en su libro pastoral que Barquisimeto era una ciudad principalmente de vecinos españoles con 303 casas, 392 familias y 8.776 habitantes.
Por su parte, el cronista Eliseo Solteldo, citado por Silva Uzcátegui, indica que Barquisimeto, para 1801, crecía rápidamente, cuyo número de casas y edificios “no bajaba de tres mil”.
Las iglesias edificadas en la ciudad para la primera década del siglo XIX eran: la Concepción, Nuestra Señora de Altagracia, Nuestra Señora de la Paz; y dos en construcción: la de Nuestra Señora de San Juan y la de San José.
La plaza principal de Barquisimeto era la de la Concepción, pero estaba situada al sur de la iglesia. Y lo que después fue plaza, que posteriormente se le denominó Miranda y hoy es Bolívar, era una manzana donde se apostaban casas. El cementerio de la ciudad estaba situado en donde está hoy el templo de Altagracia.
Los nombres de las calles longitudinales, según Soteldo, comenzando por el lado del río Barquisimeto (hoy río Turbio) las identifica como: Obispo Villarroel; La Paz, llamada posteriormente Regeneración; El Puente, que denominaron oficialmente Ilustre Americano; Los Isleños, designada después como Ayacucho; y la calle Real, que se le designó como del Libertador, que era la última calle longitudinal que existía hacia el lado de la sabana.
Las curiosidades de Querales
Entretanto, Ramón Querales apunta como dato curioso que, en los albores del siglo XIX, el uniforme de los policías de Barquisimeto era de dril color gris, alpargatas también grises y casco forrado con tela negra.
Agrega que en el perímetro de la ciudad se situaban los “policías de punto” que hacían guardia en un sitio determinado y eran relevados cada seis horas. El patrullaje policial de la pequeña urbe, especialmente las calles del Comercio, (Av. 20), Libertador (Carrera 19) y Miranda (Carrera 21), se hacía a pie.
La avenida 20 se llamó del Comercio, desde la avenida Vargas hacia el Oeste, pero hacia el Este había tenido dos nombres: José Félix Ribas y Divina Pastora, pero igualmente fue llamada en sus inicios, a mediados del siglo XIX, calle Nueva y cuando se decretó su ampliación en 1968, se le dio el nombre de Avenida Bolívar, lo que no se ejecutó.
Los nombres de la carrera 21 han sido varios, Márquez, Miranda, completa. (Los Naranjillos, Urquiola, Los Banquitos, del Cementerio Nuevo), desde la calle 37 hasta la 42 y San José, en el sector de la iglesia de ese nombre.
Algunas esquinas de la ciudad han tenido nombres bastante llamativos: “El León de Nicaragua”, carrera 17 con calle 19; “La Mano Abierta”, carrera 19 con Vargas; “La Mascota”, avenida 20 con calle 37; “Los Miserables”, carrera 21 con calle 25; “La Cruz Aparecida”, carrera 22 con Vargas; “El Trueno”, carrera 23 con calle 27; “Donde la burra tumbó a mi tío”, carrera 24 con calle 27; “Alto del venado”, “Pele el ojo”, o “El tiro de la Iguana”, carrera 25 con calle 28; “El peligro amarillo”, avenida Venezuela con calle 29; “Boca del Infierno”, carrera 27 con calle 22.
Querales señala que en la ciudad se han registrado para la historia, sobrenombres extraños de personajes barquisimetanos: El Pirrango, La Veragacha, La Papa, La Yegua, La Cabuya.
El joven Manuel Barrera, muerto al precipitarse en su bicicleta por un barranco el 6 de agosto de 1926, al cual en su honor le designaron el nombre de Zanjón de Barrera, era hermano de Antonio Barrera, casado con Elena Betancourt, hermana de Rómulo Betancourt.
Querales registra que Eleazar López Contreras, visitó a Barquisimeto y se alojó en la casa de Fermín Calderón, situada en la esquina de la carrera 18 con calle 26, que se llamó de la Cuatro Lagunas.
La laguna Patarata estaba entre la avenida Lara y la actual avenida Libertador, por Las Trinitarias. En ellas, Luis “Cabo” Rodríguez alquilaba canoas para pasear por sus tranquilas aguas.
Las equivalencias de la ñapa eran: medio grano de caraota por una locha, por 0,25 un grano; por un real un grano de café. Cuando se sacaba el taturo se recibía por cuatro granos de caraotas o por dos de café, un centavo.
Los muchachos que aún no se habían alargado los pantalones los llamaban “ponchotes”, a quienes se les permitía tomar un “palo de coloradito”, cocuy endulzado y pintado con rojo vegetal.
“La Vuelta del Cariño” era el nombre del exclusivo sitio que se conoce ahora como Las Trinitarias.
En los cines existentes en Barquisimeto (Libertador, Arenas y Bolívar) tenían una raya en la puerta de galería, en la que los muchachos de la época eran medidos y quien no la alcanzaba no lo dejaban entrar. Una medida totalmente absurda pues alguien podía ser de baja estatura, pero de edad suficiente para ver las películas que entonces seguramente no tenía nada censurable, pero un muchacho de menor edad, si era alto podía entrar.
De los grupos musicales: “Los Tres Negros”, los Hermanos Gómez, Hermanos Riera, “los Rojas”, Conjunto de Cuerdas “Duaca”, “Los Criollos de Nueva Segovia”, “Los Criollos de Lara”, Conjunto típico de Elías Rivero, “Victoria”.
Adiciona el excronista de Barquisimeto que en el sitio llamado “El Conejero” o “Vuelta del Retoño”, cerca del hospital central se improvisó una pista hípica donde ejercitaban sus habilidades los “jockeys” Rafael Brizuela, José Garrido, Blas Guevara y Pedro Torrelles, destacados coleadores locales.
Los datos de 1915
Manuel Liscano, también enciclopedista, anota que para 1915, el estado Lara estaba conformado por los Distritos Barquisimeto, Cabudare, Crespo, Quíbor, Tocuyo, Torres y Urdaneta, y tenía cerca de 275.000 habitantes.
Observaciones de este enciclopedista, dan cuenta que para 1915, Barquisimeto tenía 25 calles 9 de este a oeste, y 16 de sur a norte. Las 9 de este a oeste se denominaban: la del Cuartel, la de La Paz, la del Ilustre Americano, la de Ayacucho, la del Libertador, la del Comercio, la de Márquez, la de Bruzual y la del Carmen.
Las 16 de sur a norte se llamaban: Del campamento, Falcón, Sucre, Planas, de Catedral, Lara, Juares, del Obispo, Iribarren, Wohsiedler, Agüero, Páez, De Las Tres Torres, Urdaneta, Gutiérrez y San Juan.
La Casa de Gobierno, designada con el número 50, estaba situada en la esquina formada por las calles del Libertador y Catedral, en donde también funcionaban la Secretaría General, Fiscalía General, Corte Suprema, Corte Superior, Tesorería General, Procuraduría Genera, Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil, Juzgado del Crimen, Juzgado del Distrito Juzgado del Municipio Concepción, Juzgado del Municipio Catedral.
La Cárcel Pública de Barquisimeto tenía como asiento el extremo suroeste de la ciudad y era conocida como de Las Tres Torres, por disponer de tres magníficas torres construidas en posición triangular y estaba dividida en cuatro presidios numerados del 1 al 4. El primer alcaide era el general Ángel M. Mogollón y el segundo era el coronel Simón Sánchez.
Con respecto a los centros sociales, Liscano nos ilustra refiriéndonos que Barquisimeto contaba para el citado año, con un centro social de primer nivel como lo fue el Club Unión, fundado en 1905. Tenía una cuota de admisión de Bs. 40 y una cuota fija mensual de Bs 6. Dicha corporación contaba con 107 miembros activos, además disponían de una dotada biblioteca con 203 obras, lo que representaba toda una novedad en la ciudad. El local estaba abierto desde la 7 de la mañana hasta las 12 de la media noche. Sin duda alguna, ¡Qué tiempos aquellos! Y hoy solo nos toca rememorarlos para así preservarlos.
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
IG/TW: @LuisPerozoPadua