Un nuevo apagón general sacudió a Venezuela la madrugada de este viernes 30 de agosto, dejando a millones de venezolanos sin electricidad. La falla eléctrica, que se extendió a más de 20 estados y afectó también el servicio de internet y salud, que luego fue medianamente solventada.
El gobierno venezolano atribuyó el incidente a un supuesto «sabotaje eléctrico», según declaraciones del ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez. Sin embargo, la población ha expresado su preocupación ante la recurrencia de estos eventos y las consecuencias que tienen para la vida cotidiana.
El Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, uno de los más importantes del país, no ha sido ajeno a esta situación. Carlos Angulo, neurocirujano del centro asistencial, informó que la planta eléctrica del hospital se activó de inmediato para garantizar la atención en áreas críticas como emergencia, terapia intensiva y pabellón. Sin embargo, la falta de electricidad en otros espacios ha limitado la operatividad del hospital.
«Solo estamos atendiendo consultas y postoperatorios debido a la falta de aire acondicionado y luz en los laboratorios», explicó Angulo. «La planta está funcionando para las áreas básicas, pero algunas zonas no cuentan con el servicio».
Las personas que se encontraban a las afueras del hospital señalaron que la falta de electricidad impide la realización de procedimientos médicos y pone en riesgo la vida de los pacientes. Además, por redes sociales las personas han alertado que la interrupción del servicio eléctrico afecta a otros sectores como el comercio, la industria y el transporte, lo que agrava la situación económica del país.