Apenas unas semanas después de albergar los Juegos Olímpicos, París inició el miércoles el último capítulo de su verano deportivo con la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos.
Con la puesta del sol como marco de la ceremonia de casi cuatro horas, miles de deportistas desfilaron por la famosa avenida de los Campos Elíseos hasta llegar a la Plaza de la Concordia en el centro de París.
Ahí, el presidente francés Emmanuel Macron declaró oficialmente inaugurados los Paralímpicos en una ceremonia escenificada fuera de los confines de un estadio, al igual que los Juegos Olímpicos, que levantaron su telón en la ciudad el 26 de julio.
Aproximadamente 50.000 personas observaron la ceremonia en las gradas instaladas alrededor de la icónica plaza, la más grande de París y que se puede avistar desde lejos por su antiguo obelisco egipcio. El acceso para los atletas en sillas de ruedas fue facilitado con rampas de asfalto a lo largo de la avenida.
Más de 4.000 deportistas con discapacidad física, visual e intelectual competirán en 22 deportes durante los próximos 11 días, hasta el 8 de septiembre.
Los organizadores dijeron que más de 2 millones de entradas, entre los 2,8 millones disponibles se han vendido para las distintas pruebas paralímpicas.
Asimismo, los organizadores habían prometido una inauguración espectacular. Volvió a ser fuera de los confines de un estadio, pero a diferencia de la de los Juegos Olímpicos, que incluyó un desfile en barco por el río Sena, ésta fue en tierra firme.
Ante la mirada de Macron y el presidente del Comité Paralímpico Internacional Andrew Parsons, aviones caza surcaron los cielos de la ciudad, dejando vapores con los colores rojo, azul y blanco de la bandera francesa. Acto seguido, las delegaciones ingresaron en la plaza en orden alfabético.
Algunas delegaciones fueron enormes — más de 250 deportistas procedentes de Brasil — y algunas pequeñas — con un puñado de Barbados y apenas tres de Myanmar.
La delegación ucraniana se llevó una ovación atronadora. Muchos de los espectadores se pusieron de pie para aplaudir.
Los abanderados Steve Serio y Nicky Nieves encabezaron la delegación estadounidense. Los franceses desfilaron últimos, aclamados por la multitud, que luego coreó canciones populares de Francia, como “Que Je T’aime”, del fallecido roquero Johnny Hallyday.
Durante el espectáculo, dirigido por Thomas Jolly —quien también concibió la ceremonia de apertura olímpica—, cantantes, bailarines y músicos con y sin discapacidades aparecieron juntos en el escenario, proyectando un mensaje de inclusión y de lucha para sobreponerse a las diferencias físicas.
Lucky Love, cantante francés que perdió el brazo izquierdo al nacer, interpretó un tema acompañado por bailarines en sillas de ruedas. Otros actos incluyeron danzas con muletas.
La ceremonia del 26 de julio destacó la inclusión y la diversión. La gala del miércoles exaltó el cuerpo humano.
Parsons confió en que los Juegos Paralímpicos pongan en marcha “una revolución de la inclusión”, más allá del mundo del deporte.
“Los Juegos Paralímpicos de París 2024 mostrarán lo que pueden lograr las personas con discapacidades al nivel más alto, cuando se retiran las barreras para tener éxito”, dijo en su discurso. “El hecho de que estas oportunidades existan en buena medida sólo en el deporte en el año 2024 es estremecedor. Es una prueba de que podemos y debemos hacer más para avanzar en la inclusión de los discapacitados, ya sea en la cancha, en el aula, en las salas de conciertos o en la junta directiva de una empresa”.
Este jueves se entregaron las primeras medallas en taekwondo, tenis de mesa y ciclismo en pista. Los deportistas se agrupan por niveles de discapacidad para garantizar la mayor igualdad posible. Sólo dos de los deportes del programa, golbol y boccia, no tienen equivalente olímpico.
Parsons afirmó que las multitudes que se esperan en París significarán mucho para los deportistas, muchos de los cuales compitieron ante gradas vacías hace tres años en Tokio debido a la pandemia del COVID-19.
En la conclusión de la ceremonia, la antorcha olímpica llegó a la zona, portada por Michaël Jérémiasz, medallista de oro en tenis en silla de ruedas. Otros portadores de antorcha lo rodearon en el escenario.
Cinco deportistas paralímpicos franceses encendieron el pebetero, diseñado para lucir como un globo aerostático y para emitir un fulgor dorado en la noche.