#OPINIÓN Diarios Electivos: El Vidente-In y el Oráculo Boludo (Parte 5) #26Ago

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“Visionario no es aquél que ve una oportunidad…

…sino el que no la deja pasar”

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Anónimo

“El mayor enemigo del conocimiento, no es la ignorancia…

…es la ilusión del conocimiento”.

Stephen Hawking.

“¿No es el verdadero poeta, el verdadero pintor, un vidente? 

¿No es en realidad el único vidente que tenemos sobre la tierra?”

J. D. Salinger.

“Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.  Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Tenemos dos vidas, y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una…”.

Mário de Andrade

(extracto Poema-Sao Paulo: 1893 – 1945)

  • El Oráculo-In-Diferente

Cada vez que me siento barajado, busco el oráculo. No es una bola de cristal donde aparece la imagen de lo que sucederá como si fuera un video, tampoco un juego de barajas como Tarot para que revele el futuro virtual, ni mucho menos un Nostradamus moderno, con las sinopsis de lo post apocalíptico. No es algo que la gente aspirará a tener a propósito, y por eso no está a disposición de los viandantes ni de los vecinos, menos de los familiares. 

Como se trata de algo interno y personal que casi nadie conoce o tiene, es riesgoso como para ser divulgado y demasiado peligroso como para compartirlo. En cuarto cerrado y difícil de explicar, allí me encontraba en esa disyuntiva de no saber qué depara el camino. Me levanté preocupado por el asunto del sufragio y la soberanía, y como era de esperarse, una cascada de incógnitas bajaba rauda sobre mi reflexión oprimida. Por eso, el oráculo es tan importante para colocar las cosas en su santo lugar. 

En el recinto donde guardo mi bola de cristal moderna, hay solo una silla y una mesa con el objeto de vidrio al centro. Creerán que chiflo, pero allí en el limpio brillo del cristal se podía ver un resumen de la situación que me compete, como a cualquiera de los que frente a sus narices los arruinaron como los zapatos de Manacho y solo fuimos los dígitos lánguidos con los que el gobierno sacaba mal las cuentas a su favor, y nos sacaba de la cuenta.   

Un rosario de críos reclusos y difuntos aparece en primer plano. Atrás la pandilla de los jefes de turno con una sonrisita de Rey Sol (L’État, c’est moi). Alumbro a quien quiero y apago la luz al que no quiero. El espejo no se equivoca pues no toma parte, solo muestra su realidad especular inequívoca e inequívoca demuestra cómo el rey-sol nos tiene bajo el ala.

La risa irónica del psiquiatra aparece en primer plano queriendo explicar lo que salta a la vista. Pero lo que salta a la vista no salta de su boca trasferida al mejor postor. Ni hablar del que lleva el mazo al hombro, dándole martillazos al que se atraviese con su boca colorá, queriendo desmentir a los mentirosos, con el agravante que, ellos son los que lo son.

Siempre que voy al oráculo por solaz y respuesta, la piedra de tranca es la soberanía. Hay que ser soberano sin gracia o un desgraciado para desgraciar a la familia. Y desconocer su único derecho bendito en la magna, como (valga la tautología) magnánimo, magnífico. Y al entender del cristal, nada es más soberano que el pueblo quien tiene la última palabra.        

  • El Oráculo-en-Pelota

Cuando tu propio gobierno te impide lo único que tienes legalmente como derecho soberano, es decir, como pueblo originario, irreprochablemente se podrían decir dos cosas de ese contexto que no necesitan del oráculo. Lo primero es que te despojan de tu derecho a ser ciudadano con derechos y lo segundo es que se toman (sin permiso y despóticamente), ese derecho tuyo, por ti. Un amigo bromista exclamaba a modo de chiste y ejemplo es como si a tu esposa la atienda con tu derecho el vecino y a ti te toque, sin derecho a tu derecho, decir, gracias. Aunque como es mi mujer, creo que se las debería dar sin derecho al pataleo. Siempre que me decía así, nos echábamos a reír.

Es un contrasentido con sentido para el que no tiene otra carta que jugar en un juego de retener el poder (o póker da igual), porque con la mano original, pierde la apuesta inicial. Y si pasa eso, irían muchos a responderle a la ley. Por eso no les queda más que pedir fe en las instituciones y que les tomemos la palabra y eso amigo pintor ni pendejos que fuéramos.

Como buen vidente-in, todo lo que veía en la bola le paraba bolas. Y pa que entonces tener una, sino la puedes usar con bolas. El oráculo y yo teníamos eso en común, ambos teníamos las bolas bien puestas, pero con motivos diferentes. En realidad, el oráculo era un ente simbólico con voz y yo un mono boludo, sin voto validado, es decir, con voto robado.   

Poco antes del fin de la sesión del oráculo, empezaron a verse muchas figuras que presumo eran edmundinos y mariacorinos y otros muchos en pie de lucha. Esa que hay que tener muchas bolas para parárseles de frente al oficial con balas sin escrúpulos ni cerebro, sin más amparo que una plegaria para que la bala no dé en tus bolas, y con la gracia divina, suene la bola de otro bolsa que se atreva a ser carne de cañón. El mismo bromista aseguraba que muchos irían de buena gana a dar sus entrepiernas patrias, hartos de tanto pelar bolas. 

 Luego de reír solo como loco un buen rato, se me aclaró la angustia y sentí ese dolor de bola sabroso que deja las ganas de dormir y boludo como soy, di las gracias al divino por darme las magias de mi bola de cristal, y por mantener mis bolas liberales, siempre ungidas de fe republicana y por, sobre todo, bolas nobles y bien puestas.

MAFC

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