La crisis migratoria en la selva del Darién, una de las rutas más peligrosas del mundo, continúa en aumento. Según datos oficiales de Panamá, más de 230.000 migrantes irregulares han atravesado esta zona en lo que va de este año, con una cifra alarmante de venezolanos representando el 66% del total.
La travesía por el Darién se ha convertido en un verdadero calvario para miles de personas que huyen de sus países en búsqueda de mejores oportunidades. Los migrantes se enfrentan a una serie de peligros, entre ellos:
Violencia: El control de la ruta por parte del grupo criminal Clan del Golfo expone a los migrantes a asaltos, robos y violencia sexual.
Condiciones climáticas extremas: La selva del Darién es un entorno hostil, con lluvias torrenciales, ríos caudalosos y altas temperaturas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades y deshidratación.
Fauna peligrosa: La presencia de animales salvajes como serpientes y jaguares representa una amenaza constante para los viajeros.
A pesar de los riesgos, miles de personas continúan arriesgando sus vidas para cruzar el Darién. La mayoría de ellos son venezolanos, le siguen colombianos 6,3%, ecuatorianos 6,3%, chinos 5,2% y haitianos 4,8%.
Medidas gubernamentales y cooperación internacional
Ante la magnitud de esta crisis, las autoridades panameñas han implementado diversas medidas para hacer frente a este flujo migratorio, como el cercamiento de trochas y la firma de acuerdos de cooperación con países como Estados Unidos. Sin embargo, estas acciones parecen insuficientes para detener el flujo de migrantes.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación en el Darién y ha llamado a los gobiernos de la región a trabajar juntos para encontrar una solución duradera a esta crisis humanitaria.