Isidra vivía cerquita del templo de La Miel donde se levanta altiva, bonita y protectora una imagen de la Virgen María bajo la advocación de María Auxiliadora. Ella me preguntó en una oportunidad donde había aparecido esta Virgen, por la costumbre que tenemos en Venezuela que la Madre de Dios baja hasta los humanos con perfiles característicos propios de cada pueblo. Así tenemos que la Virgen de Guadalupe tiene fisonomía indígena, la Divina Pastora un aspecto campesino y así en cada advocación presenta alguna semejanza respecto al lugar donde aparece como visión o como un sueño.
Por eso Isidra quería saber la historia de la Patrona de La Miel, saber a quién se le apareció, en qué lugar y de esta forma conocerla mejor, como se conocen los datos de una persona amiga.
Bueno, comencemos diciendo que la veneración a María Auxiliadora no parte de una visión o en todo caso de existir no está documentada. Lo que se sabe con certeza es que su culto nace en países como Grecia, Egipto. Éfeso y regiones vecinas. Allí acostumbraban llamar a la Virgen “Boeteia”, es decir la que trae auxilios venidos del cielo. San Juan Crisóstomo, Obispo de Constantinopla en el Siglo IV la llama Auxilio Potentísimo de los seguidores de Cristo. En el año 476 el gran orador Proclo decía: «La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto». San Sabas de Cesárea en el año 532 llama a la Virgen «Auxiliadora de los que sufren» y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la «Auxiliadora de los enfermos» se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María «Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles» e insiste en que recemos para que Ella sea también «Auxiliadora de los que gobiernan» y así cumplamos lo que dijo Cristo: «Dad al gobernante lo que es del gobernante» y lo que dijo Jeremías: «Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien». En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: «María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo». San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: «María Auxiliadora rogad por nosotros». Y repite: «La Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte». San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: «Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda».
Pero la gran prueba de lo milagroso de María Auxiliadora la tienen los católicos durante el papado de Pío V cuando el ejército de los príncipes católicos derrota a los mahometanos en la Batalla de Lepanto bajo la conducción de Juan de Austria. Allí se tenía inferioridad numérica y el viento soplaba en contra cuando de pronto viento y ánimo se pusieron a favor de la flota católica y se logró un resonado triunfo. Luego de esta batalla el papa Pío V hizo incluir en las letanías, María Auxilio de los Cristiano Ruega por Nosotros.
Pidamos a nuestra patrona de La Miel entonces, salud para los enfermos, sabiduría y tolerancia para nuestros gobernantes, agua para quienes tienen sed, drenajes para quienes se inundan, casas para quienes no tienen vivienda y amor para quienes transitan solitarios el camino de la ambición y el egoísmo.
Jorge Euclides Ramírez