Cuando todavía no existían las votaciones con la utilización de las máquinas electrónicas, era factible que los grandes partidos pudieran manipular a los testigos, pero, una vez modernizado el sistema electoral, los resultados arrojados son inequívocos porque las actas quedan impresas y copias de las mismas son distribuidas entre los representantes de los partidos que participan en los procesos comiciales.
Así lo considera Martín Valero, dirigente independiente de oposición, quien recuerda que la vieja frase de “acta mata voto”, surgió precisamente por la manipulación que podían hacer algunas organizaciones políticas, las cuales podían repartirse los votos de sectores distintos.
Recuerda que en una de las elecciones realizadas en Lara, en las que participó Macario González, entonces dirigente del Movimiento al Socialismo, se registraron inconsistencias numéricas en las actas y hubo que recurrir, después de ser agotadas las instancias administrativas, a la Corte Suprema de Justicia, que entonces presidía Iván Rincón, que ordenó repetición de elecciones en algunas zonas de nuestro estado. Uno de los abogados que participó en la introducción del recurso fue el hoy desaparecido Carlos Escarrá.
El detalle ha sido tener testigos en la mesa de votación, acota. Ahora es complicado cambiar las actas, porque a medida que va botando queda grabado en un archivo dentro del sistema y al terminar el lapso de votación, se hace el muestreo y se determina el número de votos que ha alcanzado cada aspirante a cargo público.
Los testigos han sido determinantes en los procesos electorales y consideramos que resulta inexplicable que todavía no se hayan presentado las actas de las elecciones presidenciales de julio, como es costumbre en cada elección, porque han transcurridos demasiados días para hacerlo, dijo Valero.