“Dar Palo de Ciego”.
“A Un Ciego, Mal Se Puede Mostrar Un Camino”.
“Algo Daría El Ciego, Por Tan Siquiera Ser Tuerto”.
“Dios Nos Libre De Palo De Ciego Y De Bofetada De Zurdo”.
“Amanecerá Y Veremos, Dijo Un Ciego, Y Amaneció Y No Vio”.
“Cojo, Y No De Espina, Calvo, Y No De Tiña, Ciego, Y No De Nube,
…No Hay Maldad Que No Encubre”.
Refranes Criollos.
- Ciego Tifossi.
Desde lejos las cosas se ven diferentes. Normalmente se ven bajo el cristal de quien las mira. Pero los que no podemos ver, tenemos nuestra forma de percibir lo que acontece, pero bajo los términos de la sensación que el escenario ofrece en vibraciones invisibles pero sensibles a nuestra invidencia. Aquí en Italia, nuestra jefa de gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni instó a Venezuela a respetar los derechos de todos los ciudadanos y liberar los presos políticos, y condenó cualquier tipo de violación de libertades civiles. En la capital italiana había una movilización significativa a favor del pueblo venezolano porque italianos hay como sorgo en la peque Venecia, ese calificativo que siempre el solista llevaba con amor en su corazón mediterráneo, o sea latino, así como el sabor de la fruta criolla que festejaba, la parchita, la fruta de la pasión.
Marta, su esposa, hija de latinoamericanos, desde joven se había mudado a la capital del santoral mundial. Ahora se paseaba por la idea que por suerte estaba en donde debía y no en ese país ingobernable que tiene en vilo, a través de amenazas y agresiones, a la gente indefensa, que en paz se defiende con arrojo y convicción de libertad.
La verdad está en las calles. Andrea desde el baño, soltó una maldición con esa voz de tenor que las cerámicas de la ducha repitieron. Que vaina con la ignorancia y la lidia por la butaca presidencial venezolana, ahora conocida como Venezo-landria, por ser regida por infaustos. Marta, con los dos ojos aguados, preguntó ¿será que la comunidad internacional, ayudará? Ojalá pudiera mirar con mis ojos ciegos, pero, si te respondo con los ojos del alma, (y ya quisiera estar equivocado), tal vez no pueda… y ambos Tifossi, se echaron a llorar.
- Ciego en Sudamérica.
Cuando preguntan si ese ciego no fue una tira de dibujos animados de los sesenta. Queda claro que sí. Pero al cegato que me refiero es mi primo, un individuo tan pesimista que ni con el ticket ganador de la lotería, deja de ver el lado oscuro de la luna, por así decirlo, y de paso, amén de ser sumamente gracioso, el hombre es medio cegatón, le apodan Magoo
Así que fui a visitarlo para escuchar de primera mano sus pesimistas impresiones de la traba electoral. El fraude es una de las palabras más entendidas por el Magoo de carne y hueso. Un día me confesó, me asustó del tiro, que vivir es un fraude que nos hace la muerte, la única entidad a la que no se le puede sobornar. Aquella vez, lo encontré sudando porque tenía que embarcar un Ferry desde la Isla de la Margarita al deslavado puerto de La Guaira. A su lado estaba nuestro gran amigo Kiko quien estudió con nosotros cuando aún no existía la Escuela de Ciencias Aplicadas del Mar y peleábamos para que reconocieran la Licenciatura con mención en Biología Marina. Cosa que esa generación de biólogos logró antes de ECAM.
Por supuesto, Magoo se venía quejando hasta de su sombra y nada le daba solaz al hombre Guinness del Pesimismo en la categoría individual. Tuve rato tratando de entrarle al ciudadano sin que viera la jugada, pero lo que tiene de ciego le sobra de tímpano, escuchó un murmullo mío preguntando cómo ves la vaina de las votaciones. Se puso rojo antes de contradecir. Luego entró en un arrebato que creí le iba a dar un patatús. Hasta que recobró el color del rostro y respondió.
Kony, la vaina no está fácil. No lo ha estado y no lo estará. El opresor le dio por hablar de un ciberataque y culpa a WhatsApp, Tik Tok e Instagram. Y apenas comienza con su plan secreto (bajo la manga) que todos conocen. En Venezo-landria pierde el que gana, gana el que pierde. Ahora Jaime Bailey tiene programas por coñazos para hablar del nefasto y gozar con los intríngulis. Algo huele mal en la Dinamarca de Miraflores.
- Ciego Gringo.
Okey, se fueron los hackers, podemos hablar en criollo. Sor Mari Cori y Don Mundo estaban en una parte del planeta. en asamblea con tutilimundi enconcha-dos dentro del jet invisible de Elon Musk que facilitó el dueño de Space-X, a la oposición. El ejecutivo andaba como plancha de chino porque su cordel de espionaje cibernético apenas alcanzaba para medio envainar a Tik Tok, pero ni de milagro, para contrarrestar la aeronave de los X-MEN.
Musk la bautizó la Wonder porque solo ciegos como el célebre Steve podían sentirla. Mientras tanto, los prófugos de la justicia quedaban aliviados, pero ni idea, dónde estaban. Era secreto de la empresa para engañar al intrépido opresor. Una foto de Steve Wonder, al final del pasillo del jet le daba mucho sentido al alias de la cosmonave. Hecha de material traslúcido-plexiglás, era como planear montado en un pedazo del navío de los 4 fantásticos.
- Feliciano en el Caribe Insular.
La nave amarizó en una isla no inscrita en el mapa que había adquirido secretamente la empresa Space-X, y siendo invisible como la cosmonave, la bautizó: Isla Cheo Feliciano. Don Mundo como buen exembajador, trató de recoger la figura, pero unas gotas de sudor aquí y allá, lo evidenciaban. Sor Cori no dejó de zafarse las manos que predicaban por actas buenas y cero chimbas. Ahora ¿cómo vamos a ir a la junta del sábado? El capitán del navío Wonder, cegato de metra y agringado, le contestó a la Cori: ¡No mi lady, eso fue antier!
Esto no me gusta nada Mari. Sí, pero si no fuera por el Musk–etero, Elon, estaríamos en el Helicoide hace días. Creo que nos hizo un favor. Recuerda que hay presos que no han hecho nada ilegal, y lo peor, es que no tienen idea que va a pasar con ellos. Menudo brete en que nos metimos Cori. Al rato un heraldo de Musk los llevó al búnker bajo el suelo isleño. Sobre el telón, en el área oculta leen la exhortación del portavoz de la Casa Blanca. Tienen en pleno derecho, hasta el 1° de enero, para emprender una transición acordada en paz. Desde ese momento, el pensamiento de libertad en los recluidos amistosamente fue tácito. Eso mismo permeó en la población reclamante. Estaban claros que el reclamo debía ser paciente pero firme, metódico y con el arreglo internacional. Habremos de lidiar con los sentidos bien abiertos, se dijeron ambos, porque para nadie es un secreto que del otro lado del río hay un contrincante terco y ofuscado, con ganas de llevarse por el medio a quien se le cruce en su lance al vacío, y si algo sabemos de aquí a la cochinchina, es que “no hay más ciego que el que no quiere ver”.
Marcantonio Faillace Carreño