El Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo de la Arquidiócesis de Caracas, ha expresado su convicción de que el nuevo Arzobispo de Barquisimeto, monseñor Polito Rodríguez Méndez, se ganará el corazón y el afecto del pueblo larense porque es un hombre sencillo, lleno de bondad y comprensivo.
“Siempre ha sido muy cercano a la gente«, afirmó.
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El purpurado, que fue entrevistado por nuestro colaborador Nolberto Herrera, destacó las funciones que ha venido desempeñando monseñor Rodríguez Méndez quien, además de haber ejercido la Diócesis de San Carlos, tuvo la responsabilidad de ser presidente de la Comisión Episcopal para el Clero, los Seminarios, las Vocaciones y el Diaconado Permanente, así como miembro de la Comisión Permanente del Episcopado.
El Cardenal Baltazar Porras vino a Barquisimeto precisamente para asistir a la asunción de monseñor Rodríguez Méndez, expresando su satisfacción de estar en esta ciudad por ser una de las regiones marianas más importante de Venezuela por la devoción que se siente por la Divina Pastora.
¿Cómo se desarrolla el proceso de canonización del doctor José Gregorio Hernández?
Lo más importante que debemos decir es que José Gregorio Hernández supera a todos. Lo sentimos en el corazón de todos los venezolanos y de quienes lo han conocido porque no es un hombre del pasado, porque es de las personas normales, honestas, dignas por buscar la verdad, con profundo sentido de servicio y de amor a esta tierra que lo vio nacer, a la que le dio lo mejor de sí. Por eso fue uno de los pioneros de la modernización de la medicina en Venezuela.
¿Hay alguna buena noticia que se pueda esperar tras esta situación confusa que se ha dado tras las elecciones del 28 de julio?
Creo que tenemos que tener toda la confianza en estos procesos que requieren una serie de análisis, porque no es algo que se saca del bolsillo. Los venezolanos estamos convencidos de que todos los pasos que se han dado y que.se están dando, nos indican que vamos por un buen camino ante la situación de inestabilidad, emocional, política y social que se vive en el país.
¿Cuál es su mayor preocupación y su llamado que hace en estos momentos de gran expectación?
No hay que dejarse llevar por la emoción sino por la racionalidad. El uso del poder siempre es la tentación que está presente, pero no puede ser puesta por encima de lo que somos todos. Hay que respetar la voluntad popular porque de ella es donde nace el sentido de la convivencia, de la justicia y de la paz. El sentir que hemos recogido en todos los sectores de la población es que queremos vivir en pluralidad y en libertad. Y a eso nos ayuda indudablemente la fuerza del Evangelio para quienes somos creyentes, siguiendo el ejemplo de Jesús.
En este punto el Cardenal Baltazar Porra habló del sentido de la vida y la esperanza que nos que centró Jesús en el camino a la resurrección y todos nosotros, añadió el purpurado, tenemos que caminar hacia la resurrección, que es la vida de todos, sin distingos.
Ahora que usted está tocando el aspecto de la necesidad de la reflexión, ¿qué mensaje tiene usted para las madres, sobre todo cuando tienen hijos fuera del país y otras que están buscando la libertad de quienes han sido detenidos en estos días?
Creo que uno de los mejores ejemplos ha sido la fiesta del 15 de agosto, la de María santísima, quien no solo es la madre de Jesús, sino también la madre nuestra. Sí nuestras madres sufren por la pérdida de un hijo, por la desaparición, porque tuvo que irse del país en busca de mejores oportunidades, también hay otras madres cuyos hijos se convierten en sicarios de otros hermanos. Como ellas, las madres preocupadas por sus hijos, pensemos que la vida de todos es importante y lo más importante es la de los más pequeños. la de los más débiles, que son las que tienen que ser los motivos de nuestra preocupación.
¿Qué nos puede decir de su experiencia como prelado de la Iglesia?
Ya estoy a punto de retiro por razón de la edad que hay que cumplir y que es parte de la vida de toda sociedad, pero yo lo que siento que de quienes más he aprendido ha sido de la gente sencilla y humilde. Quienes nos mandan los mejores ejemplos en todos los órdenes ha sido esa gente y saber escucharla es lo que nos da más alegría, no para buscar privilegios y sentirse mejor, sino para acompañarla.
¿Considera que la Iglesia está obligada a cumplir su misión y tener una voz profética?
No hay duda que en una sociedad como la nuestra, en la que se ha quebrado la confianza y la credibilidad en todas las instituciones, la que permanece erguida es precisamente la Iglesia, a la que se acude en las buenas y en las malas. Y esta acogida de parte nuestra, sobre todo en el dolor, es el mejor testimonio profético que es anunciar que solo quien trabaja por la vida es el que trabaja por el bien del otro y puede tener alegría y esperanza en el corazón.
Ya que nos habla de retiro, ¿cómo quería ser recordado?
Como alguien que supo servir sin querer aprovecharse de la gente. Creo que esto es lo más importante.