Los jóvenes se han convertido en el grupo más vulnerable ante la ola de violencia que azota al estado Lara, especialmente tras las recientes elecciones, según un informe del Observatorio Venezolano de Violencia en Lara (OVV Lara), quienes señalan que el 66% de las víctimas de actos violentos durante el mes de julio son menores de 21 años.
El estudio revela que el 33% de los casos corresponde a adolescentes de 17 años o menos, mientras que otro 33% afecta a jóvenes entre 17 y 21 años. Esta alarmante situación se atribuye a la compleja crisis que atraviesa Venezuela, caracterizada por la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, y la migración masiva.
«La violencia contra los jóvenes ha alcanzado niveles críticos en Lara«, alertó el equipo del OVV Lara. «La emergencia humanitaria compleja y la pandemia por Covid-19 han exacerbado esta problemática, generando nuevas formas de violencia y afectando de manera desproporcionada a niñas, niños y adolescentes».
Entre los factores que contribuyen a esta situación se encuentran el aumento del trabajo infantil, la falta de oportunidades laborales y educativas, y la migración forzada. Según el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente de Iribarren, se han registrado 175 casos de trabajo infantil vinculado a la explotación laboral.
«Los jóvenes venezolanos se enfrentan a un futuro incierto«, señaló Arquímedes Astudillo, coordinador nacional de Juventud Obrera Católica. «La falta de empleo, la inseguridad social y las limitadas opciones educativas son obstáculos que dificultan su desarrollo».
Para el OVV Lara, la crisis que viven los jóvenes tiene como una de sus consecuencias más graves la migración. Miles de jóvenes han abandonado el país en busca de mejores oportunidades, dejando atrás a sus familias y comunidades.
«La familia venezolana ha sufrido transformaciones profundas debido a la migración y la pobreza«, explicó el equipo del OVV. «Los niños y adolescentes que se quedan atrás son especialmente vulnerables a la explotación y la violencia».
Los expertos advierten que la pobreza y la desigualdad son caldo de cultivo para la delincuencia juvenil. «Los jóvenes de los sectores populares son los más expuestos a ser reclutados por el crimen organizado», señaló el OVV.
Ante esta grave situación, el Observatorio hace un llamado urgente a las autoridades para que tomen medidas efectivas para proteger a los jóvenes y garantizar sus derechos. «Es fundamental que el Estado implemente políticas públicas que aborden las causas profundas de la violencia y promuevan el desarrollo integral de los jóvenes», concluyó el equipo del OVV Lara.