El Gobierno de Nicolás Maduro ha respondido a las recientes declaraciones del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, sobre la intención de aprobar una ley que regule a las ONG y las redes sociales. En un comunicado oficial, la administración oficialista acusa a Türk de parcialidad y de ser un instrumento al servicio de «los poderes imperiales».
La Cancillería venezolana aseguró que Türk ha «se quitado la máscara» y ha asumido una postura claramente hostil hacia el Gobierno. Según Gil, las críticas del Alto Comisionado son parte de una campaña internacional para desestabilizar al país y justificar injerencias externas.
Sostienen que Türk está «blanqueando» las acciones de grupos violentos que han protagonizado protestas y disturbios en el país, y que omite deliberadamente condenar estos hechos. Asimismo, rechaza las acusaciones sobre la anulación de pasaportes a opositores y defensores de derechos humanos, calificándolas de «falsas y tendenciosas».
Por su parte, Volker Türk ha expresado su preocupación por la posible aprobación de una ley que restrinja el espacio cívico en Venezuela. El Alto Comisionado ha advertido que esta medida podría tener un impacto negativo en la sociedad civil y limitar la libertad de expresión.