La evolución hacia ciudades inteligentes no solo implica la incorporación de tecnología avanzada, sino también una transformación en la manera de gobernar. Este cambio requiere una nueva forma de gobernanza que integre efectivamente tanto al sector público como al privado. Las asociaciones público-privadas (AP-P) están desempeñando un papel crucial en este proceso, mejorando la infraestructura y los servicios urbanos mediante la combinación de recursos, habilidades e innovaciones de ambos sectores. Estas colaboraciones no solo aceleran el desarrollo de proyectos urbanos, sino que también aseguran que estos sean sostenibles y económicamente viables.
Además de las AP-P, la participación ciudadana está redefiniendo la gobernanza en las ciudades inteligentes. Los ciudadanos, cada vez más informados y conectados, están empezando a influir significativamente en las políticas y la planificación urbanas. Utilizando plataformas de e-gobernanza, los residentes pueden expresar sus opiniones, participar en encuestas y referendos, y desempeñar un papel activo en la toma de decisiones. Este tipo de interacción directa no solo fomenta una democracia más participativa, sino que también garantiza que las iniciativas urbanas reflejen las necesidades y deseos reales de la comunidad.
Un ejemplo real de este nuevo modelo de gobernanza se puede observar en la ciudad de Barcelona, España, donde el proyecto «Barcelona como gente» integró plataformas de participación digital para permitir que los ciudadanos propusieran y votaran sobre proyectos urbanos. Este enfoque ha resultado en iniciativas concretas como mejoras en la accesibilidad y en los espacios públicos, impulsadas y decididas por los mismos ciudadanos. La iniciativa también ha utilizado tecnologías de datos para mejorar servicios como la recolección de residuos y la gestión del tráfico, demostrando cómo la tecnología y la participación ciudadana pueden combinarse para mejorar la calidad de vida urbana.
Un ejemplo concreto que demuestra cómo se puede implementar una gobernanza inteligente en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara, es inspirándose en el modelo de gestión pública de Singapur. Este modelo podría adaptarse para integrar estrategias organizacionales, funcionales y jurídicas de manera sistemática en la administración local. Al fomentar la inclusión social y construir una conciencia social ordenada y proactiva, Barquisimeto podría facilitar la aplicación de decisiones sostenibles alineadas con las necesidades específicas de sus habitantes. Implementando plataformas digitales de e-gobernanza, se permitiría que los ciudadanos de Barquisimeto participen activamente como co-creadores en el diseño y mejora de los servicios urbanos. Esta participación directa no solo fomentaría una democracia más vibrante y participativa, sino que también mejoraría la eficiencia y transparencia de los servicios, asegurando que las decisiones del gobierno local sean más responsables y estén alineadas con las expectativas comunitarias. Este enfoque de gobernanza inteligente no solo transformaría la relación entre el gobierno y los ciudadanos, sino que también establecería a Barquisimeto como un modelo de innovación y sostenibilidad urbana en la región.
A medida que las ciudades se esfuerzan por cumplir con estándares internacionales como la ISO 37120, que facilita la medición y mejora continua del rendimiento urbano, la importancia de la participación pública se hace más evidente. Estos estándares no solo promueven una mejor gestión urbana a través de indicadores de desempeño, sino que también fomentan un enfoque más abierto y transparente en la gobernanza. Integrando la participación pública en la estructura de la gobernanza urbana, las ciudades inteligentes pueden asegurar que sus desarrollos sean sostenibles, inclusivos y beneficien a toda la comunidad.
Dr. Roberto Ramírez Basterrechea
