Entrevista Dominical | Doctor Marco Tulio Mendoza: Pasamos de una Venezuela incrédula a la que cree en las posibilidades de cambiar su destino #11Ago

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El doctor Marco Tulio Mendoza, profesor titular jubilado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), exdecano de Salud y de Cultura de esa institución, y expresidente de la Sociedad de Psiquiatras de Venezuela, recomienda a las personas que están muy preocupadas por la situación que se está viviendo en el país a controlar las informaciones que puede recibir y entender que cada día ocurren cosas buenas y minimizar las malas.

En entrevista concedida a El Impulso, el especialista en salud mental estima como muy importante que la población venezolana haya pasado de la incredulidad a creer en la posibilidad de que se produzca un cambio para mejorar nuestras condiciones de existencia.

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Doctor, le preguntamos: ¿haber tardado el Consejo Nacional Electoral en presentar, como lo obliga la Ley en plazo relativamente corto, los resultados específicos, estado por estado, de las elecciones del pasado domingo 28 de julio, le resta credibilidad, confianza y respeto a ese organismo cuando, desde hace más de veinte años, se ha venido pregonando que tiene el mejor sistema electoral del mundo y ahora existe la mayor desconfianza en la mayoría de los países porque no muestra las evidencias del verdadero resultado comicial?

Posibilidad de cambio

Con la realidad que se está planteando o expresando con crisis, número de afectados, situaciones económicas, la creencia o confianza en una institución depende, precisamente, de la respuesta que ella pueda dar para resolver los problemas.

Evidentemente, si estamos hablando de una sociedad, como la venezolana, que teniendo recursos presenta ahora estadísticas altamente lamentables con un porcentaje de pobreza nunca visto en la historia venezolana, tanto de pobreza extrema como pobreza en general, que alcanza el 80 por ciento de la población, y vemos que las instituciones que tenían que solventar la salud y la educación se han ido a menos en un proceso de desgaste institucional. Es por ello que la gente empieza a perder la visión de lo que se debe buscar y no buscar. Surge, entonces, una crisis de esperanza al pensar que el futuro está enrevesado y va  ser dificultoso. De igual forma se produce una pérdida de confianza tanto en los sistemas de atención como en el sistema económico y del gobierno del Estado.

El estado de desesperanza aprendida, que es un concepto que aparece en la sociedad, en el curso de  los últimos diez años, se debe a  que, precisamente, la población ha aprendido a vivir en esa falta de fe y posibilidades de cambio; pero,  con los procesos políticos surgidos últimamente, la gente se ha reactivado y ha creído que tiene posibilidades de plantearse un futuro mejor, cambiando los factores socioeconómicos imperantes y lograr mayor eficiencia en los gastos  y en la inversión de Venezuela.

Somos un país rico, pero un pobre país rico, porque Venezuela debiera ser, como lo fue, el estandarte de toda Latinoamérica por las condiciones económicas que posee, sobre todo por todas las posibilidades de expansión. 

En este sentido conviene recordar que había creado instituciones educativas de primera línea, como ha quedado demostrado con los egresados tanto de las universidades tradicionales como experimentales, poniendo de ejemplo a la UCLA- Ellos brillan en todas partes. Cuando van a ejercer su profesión en sistemas muy exigentes lo hacen con muchísima competencia. Basta ver a todos los analistas de sistemas como de otras profesiones que están trabajando, sin ir más allá, en Latinoamérica. Los médicos que están ejerciendo en Ecuador, Perú, Chile, por citar algunos países, son de primera línea y  considerados como grandes aportadores de servicios en esas naciones.

Así como se vive en la desesperanza se aprende a tener la esperanza en la medida que surgen líderes, que son capaces de provocar e inducir un sistema de credibilidad en ellos por su forma de actuar, expresarse y desenvolverse.

Creo que estamos en un momento de tránsito en que una Venezuela incrédula pasa a ser una Venezuela crédula y piensa en sí misma en la posibilidad de desarrollarse y cambiar su destino.

Mecanismos de dominio social

¿Existe el peligro de ocasionar temor en la mente de los venezolanos cuando se les dice que el gobierno tiene capacidad de saber lo que la gente está opinando, a través de las redes sociales?

Una de las experiencias que desarrollan los gobiernos autoritarios y muchas veces a una situación tiránica es tratar de cubrir todo el espectro del individuo:  cómo piensa, qué hace a diario, cómo actúa, cómo se detecta su condición política, con quien se comunica y, en general, cómo se puede controlar. Evidentemente, quien pretende tener ese control absoluto sobre la vida de la población utiliza métodos muy bien estudiados y experimentados científicamente  de manipulación de las mentes, de transformación de la información, de crear fuentes de información inexactas, para generar la creencia de alguna cosa. Son mecanismos de dominio social. 

Cuando esos mecanismos son mal  aplicados constituyen una forma de dominio de un ser humano sobre otro. Si alguien maneja lo que otro ser piensa, siente y hace, prácticamente éste pasa a ser un esclavo y el dominante, un dictador de su conducta.

La gente es sabia

Cómo se han venido produciendo muchas detenciones de personas y ya son muchas las que se abstienen de salir a la calle, ¿cree usted que se está produciendo un temor colectivo?

La gente es sabia. Sabe cuándo pueden exponerse y cuándo resguardarse. Si alguien invita a una persona a tirarle piedras a la Luna, va a tener una respuesta clara: mi lanzamiento no podría bajar la Luna a pedradas. Porque las motivaciones para que la gente se mueva es precisamente que se sientan identificadas con el éxito que van a obtener por el esfuerzo que van a hacer. En este caso, la gente sí ha salido como ha quedado demostrado en las manifestaciones tan amplias que han ocurrido en toda Venezuela en los últimos tiempos, para expresarse. Pero, si se crean sistemas coercitivos, se utiliza la presión y la violencia, la gente se recoge porque la misión de los mártires no la tienen muchos y son capaces de sentir el miedo que provoca cualquier actuación violenta. Ahora, la vida misma llega a explicarse que esos sistemas de mucha presión, de mucha interferencia sobre la colectividad, tarde o temprano explotan y se desarrollan en una incontinencia social, que después no puede ser parada ni con las mayores medidas coercitivas. Tú puedes caerle a palos a un perro y obligarlo a que se comporte muy sumiso, pero cuando pueda ese perro se va a levantar furiosamente contra ti y no lo podrás dominar porque le has aplicado una fuerza injusta y despiadada.

Experiencias imborrables

Doctor, hay niños que dicen sus familiares, después de la represión que se ha vivido en algunos sectores con bombas lacrimógenas y el sonar de disparos,  viven muy atemorizados porque cuando ven a los policías aparecerse en motos o sienten el ulular de las patrullas salen corriendo a buscar refugio debajo de las camas. ¿Tendrán consecuencias cuando crezcan?

Claro que sí. Tú le puedes enseñar a un niño que las flores son muy bellas y nos alegran de felicidad, o les puede enseñar que una flor le puede producir una alergia si la agarra.  No es igual el mismo fenómeno bueno para unos porque puede ser negativo para otros. En ese caso, someter a los niños a experiencias de miedo y temor con la realidad que tienen que vivir, les va a dejar una huella imborrable, posiblemente el día de mañana sufran de ansiedad o se atemorizan cuando vean una situación parecida a la que tuvieron en la infancia. Las emociones viven, las internalizan y las almacenan en la memoria final, que siempre va a estar vigente en la conducta posterior. Se dan traumas o problemas emocionales que deben los familiares buscar atención a los afectados porque esas experiencias infantiles hay que tratarlas para que no sean perjudiciales cuando el niño sea adulto.

Afectación de la salud

Pero, no sólo son afectados los niños con las actuaciones drásticas de los funcionarios que reprimen a los manifestantes. Está por ejemplo el caso de una señora que se encontraba postrada en cama a consecuencia de un cáncer  y el ataque con lacrimógenas al edificio donde vivía, donde efectuaban un cacerolazo,  al aspirar la sustancia tóxica,  se le agravó su ya deplorable salud y le ocasionó la muerte. ¿Cómo ocurrió con sus familiares, quienes han estado afectadas emocionalmente, se puede inferir que esas actuaciones ocasionen también problemas psicológicos en los adultos?

Así es. Todo lo que acontece en la vida emocional repercute sobre la psiquis del individuo, en el cuerpo. La gente que vive atemorizada con mucho miedo y temores, tarde o temprano, pueden sufrir de tensión o arritmias cardíacas, o trastornos digestivos. O sea que hay una relación directa entre las emociones y el organismo. El hecho de no saber manejar bien las emociones pueden localizarse en alguna parte del cuerpo,  lo que llaman los fisiólogos: el lugar de menor resistencia. Cada uno de nosotros tiene un lugar de menor resistencia, donde se sienten específicamente las emociones. 

Hay personas que cuando se emocionan mucho les da diarrea ya otras cuando están sometidas a estrés se les altera la frecuencia cardíaca, él corazón y todo lo que significa la sintomatología cardiovascular.  Hay personas que cuando tienen emociones muy intensas la piel se les pone rojiza, les  brota la piel, inclusive se delatan que están muy emocionados.

Recomendaciones para los lectores

Como especialista de la salud mental, ¿qué recomienda para las personas que, debido a la situación de confusión, preocupación y expectativa que se está viviendo, se encuentran nerviosas, que piensan y dicen que esto va a empeorar, o las que se sienten inseguras totalmente y desean irse bien lejos donde puedan vivir sin zozobra?

Hay un conjunto de posibilidades para que la gente no se siga alterando tanto. La primera de ellas es controlar la información que está recibiendo. Hay  personas que se sienten tan miedosas que se la pasan interesadas en saber cualquier información y se fantasean alrededor de su vida y tienen una situación catastrófica. La segunda, entender que los procesos cambian. Hoy podemos estar mal, pero posiblemente dentro de un tiempo vamos a estar mejor y ese cambio hay que enfrentarlo con una energía positiva y no con un ánimo de derrota. Sabemos  que estamos haciendo lo que se debe hacer para que las cosas cambien y mejoren las circunstancias tanto espiritual como sociológicas, económicas, físicas de la población. 

Tener fe. No en una fe absoluta de que sí yo creo realmente en lo que me están planteando. Tiene que ser una fe relativa, saber que yo voy a ser capaz de aceptar y manejarse dentro de estas circunstancias que estoy viviendo, y voy a pensar positivo de que esto no va a pasar más adelante. El hecho de comentar mucho lo trágico que está ocurriendo constituye un acicate de primera línea para tener un estado de desasosiego y desesperanza. Todo lo contrario, porque debemos pensar que lo más importante en la vida es saber que cada día que aparece tiene cosas buenas, muy buenas, y tratar de magnificarlas, al mismo tiempo que se deben minimizar las malas. Porque si uno va con energía a enfrentarse a las circunstancias, tendremos éxito. Y aunque no se puedan cambiar las circunstancias externas, va a aportar su granito de arena en la solución final.

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