Con inmenso dolor, profundo sentimiento de cariño, admiración y solidaridad tenemos que expresar nuestro pesar por la muerte de Yorvi García, quien lleno de sueños en sus proyectos profesionales y artísticos, nos ha dejado muy conmovidos por su infausta e inesperada desaparición.
Apenas a sus 30 años ya había desarrollado su carrera periodìstica en Fe y Alegría, el Diario de Lara, y en El Impulso, donde dio demostraciones de profesionalismo a carta cabal, sagaz en la búsqueda de la noticia, eficiente en el procesamiento de la información y siempre persistente en obtener la veracidad de todo el acontecer que debía cubrir como reportero.
Era además un simpático artista que atraía por su genialidad interpretativa de personajes de la vida pública y del mundo escénico, ganándose inmediatamente la simpatía, la admiración y los aplausos, que lo proyectaba hacia horizontes fuera de nuestra región.
Su carácter agradable, su carisma, su espontaneidad y las salidas humorísticas que estaban a flor de sonrisa, le granjearon el cariño, la amistad y la admiración de todas las personas que tuvimos la dicha de compartir momentos de conversación, trabajo y recreación con él.
Sincero, recto en procederes, apegado a los màs estrictos principios católicos y, como tal, compasivo, respetuoso y dispuesto a tenderle la mano a cualquier ser, le llevaron a tener una disposición de solidaridad permanente.
Yorvi encarnaba la alegría, la simpatía y la cordialidad. Como compañero de trabajo no podemos olvidarlo porque fue leal, colaborador y ejemplo en su profesión.
Inesperadamente, cuando ya había terminado su función en una sala de entretenimiento, y se disponía a regresar a su hogar, para encontrarse con la sonrisa de su querida madre, la señora Milexa, que lo aguardaba siempre a la expectativa de lo que habìa sido su actuación artística, lo sorprendió la muerte en un acecho jamás impensado.
Quienes trabajamos en El Impulso, desde los directivos de la empresa hasta el personal de planta y reporteril, nos encontramos sinceramente muy devastados, y solo nos queda pedirle a Dios que lo reciba en su seno para que tenga el descanso eterno y le proporcione sosiego y conformidad a su señora madre, que en este momento ha sido abatida por el dolor de la pérdida de su ser más querido.
Descansa en los brazos de Jesucristo, Yorvi.