#OPINIÓN El Balcón Urticante: Mis reflexiones en mi edad senil #7Ago

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Quienes recorremos el mundo jamás debemos esperar ver un nuevo amanecer en el mismo lugar y en la misma hora en donde nos sorprendió el anterior porque estar en una larga jornada que no tiene receso, ni aun cuando la naturaleza esté cubierta por el velo del adormecimiento. Yo cada día estoy más convencido de que el destino es el único que impone sus leyes y aunque tengamos o no tengamos prisa, siempre debemos acatar y obedecer sus mandatos. El destino siempre juega limpio y con las cartas sobre la mesa; baraja las cartas y nosotros las jugamos. Los seres humanos jamás seremos todos iguales porque si así fuera entonces no existiría equilibrio ni paridad. En la vida hay personas que tienen todo y personas que no tienen nada; hay personas que son felices y hay personas con tristeza porque el destino les ha sido cruel y mezquino; hay personas que ven hecho realidad todos sus deseos y anhelos mientras que otras personas han sido víctima de adversidades y vicisitudes, pero eso jamás le ha quitado su fé en Nuestro Adorado Divino Dios.

Yo jamás me he resignado a las adversidades, aunque a veces he llegado a pensar que Dios me ha olvidado. Pero sigo teniendo la fe en mi Divino Creador de que algún día y antes de morirme me conceda el privilegio de conocer y disfrutar la felicidad que siempre me ha sido esquiva y negada. He pensado que me ha llegado el momento de retirarme del ajetreo de la bulliciosa ciudad barquisimetana y por eso le pido a Dios que me conceda el privilegio de retirarse los últimos años de mi vida para vivir en Tucuragua o en La Peñita del municipio Crespo en donde nacieron mis antepasados maternos y paternos, para dedicarme tal vez a criar pollos, gallinas, sembrar árboles frutales. Mis deseos son vivir tranquilo, no en una casa grande pero si acogedora que me permita extasiarme en la sublime contemplación de la naturaleza, en donde todas las tardes al morir el día me ofrezca una vista maravillosa que me haga emocionar al observar en cada atardecer los miles de matices distintos que produce el sol al ocultarse lentamente en el horizonte bañado por los imponentes, majestuosos y acroteros atardeceres larenses.

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Yo nací en San Antonio del Valle de la parroquia Santa Rosalía en Caracas, pero jamás he negado ni negaré nunca mi humilde origen campesino del cual me siento orgulloso porque lo heredé de mis padres. Tal vez por ser descendiente de humildes campesinos es que me gusta el campo y me fascina sentir la acogida que producen el incesante croar de las ranas en las noches despejadas y tachonadas de fulgurantes estrellas. Es maravilloso y encantador vivir momentos donde los grillos amenizan el ambiente con el friccionar de sus élitros y escuchar la monotonía de los batracios en algún pozo cercano. Es maravilloso escuchar el ladrar de los perros que cumplen su papel de guardianes nocturnos  mientras que los gallos desde su verja de reposo hieren furiosos el vientre de la madrugada buscando el nuevo amanecer anunciándolo triunfalmente con su sonoro y potente QUIQUIRIQUÍ. 

Esa es la vida que quiero tener en estos últimos años que mi Adorado Divino Dios me va a tener en esta vida terrenal.  He querido hacer esta reseña que me ha publicado El Diario EL IMPULSO para la posteridad, luego de haber arribado a mis 78 años de edad, ya que para llegar a esa edad senil necesité de varias virtudes como: constancia, garra, salud, perseverancia, fe en Dios y por eso logré evitar las inclemencias del padre tiempo quien en su marcha lenta, inexorable y cruel le impide a muchas personas que se conviertan en miembros de ese selecto club de la ancianidad…. Yo si lo logre gracias a mi Adorado Padre Celestial. Cuando llegamos a la edad senil lo mas importante es prepararnos para morir feliz porque cumplimos nuestra misión  donde la siembre fue buena y dio sus buenos frutos hijos del árbol que nació y creció con rectitud y que de los pecados que cometimos en nuestra juventud ya nos hemos librados y no volveremos a cometerlos ahora que ya somos viejos. Lo que escribo hoy son….Mis reflexiones en mi edad senil.

Alí Ramon Delgado

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