La democracia, con todos sus defectos -y a pesar de sus imperfecciones y desafíos- sigue siendo el mejor sistema de gobierno por varias razones fundamentales. Y es que la democracia ofrece una serie de ventajas que la hacen única y preferible en comparación con todas las demás formas de gobierno. Examinemos algunas de ellas:
En primer lugar, la democracia se basa en el principio de la soberanía popular, lo que significa que el poder emana del pueblo y es ejercido por él. Esta idea fundamental asegura que los ciudadanos tengan la capacidad de elegir -libremente y sin coacciones- a sus representantes. También les permite participar en la toma de decisiones políticas que afectan sus vidas. La democracia garantiza la participación activa de los ciudadanos en la vida política y fomenta la transparencia y la rendición de cuentas de los gobernantes.
Además, la democracia promueve la protección de los derechos individuales y civiles, como la libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de asociación y la igualdad ante la ley. Estos derechos son fundamentales para garantizar la dignidad y la autonomía de los ciudadanos, así como para prevenir el abuso de poder por parte de las autoridades, sobre todo de los cuerpos de seguridad del Estado. La democracia también establece un sistema de pesos y contrapesos que limita el poder de los gobernantes y protege a los ciudadanos de posibles abusos. Recordemos a Lord Acton:
Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Otro aspecto importante de la democracia es su capacidad para fomentar el diálogo y el consenso entre diferentes sectores de la sociedad. A través de la deliberación y el debate público, los ciudadanos pueden expresar sus opiniones y buscar soluciones a los problemas comunes de manera pacífica y constructiva. La democracia permite la diversidad de opiniones y la pluralidad de intereses, lo que enriquece el proceso político y promueve la inclusión de todas las voces en la toma de decisiones.
Y quizás su ventaja más importante es su perfectibilidad, que ha sido el factor fundamental para lograr la universalización que hoy se manifiesta en la aplicación global del derecho humanitario.
Por supuesto, y a pesar de sus ventajas, la democracia también tiene sus limitaciones y desafíos, que no son inherentes a sí misma, sino a quienes pretenden ejercerla de maneras diferentes a su esencia: la corrupción, la desigualdad, la polarización política y la falta de participación ciudadana son problemas comunes en muchos sistemas democráticos. Derivan esencialmente de la falta de vigilancia y de mecanismos de control adecuados, de la abstención en los procesos electorales y de las rutas no democráticas tomadas por quienes llegaron al poder democráticamente.
Hoy más que nunca, para fortalecer las instituciones democráticas, hay que promover la transparencia y la rendición de cuentas y fomentar la participación activa de los ciudadanos para garantizar el buen funcionamiento de la democracia debido a sus valores fundamentales de libertad e igualdad ante la ley. La democracia es el único sistema conocido en el mundo que garantiza la protección de los derechos individuales, fomenta el diálogo y el consenso, y promueve la inclusión de todas las voces en la toma de decisiones.
Y si bien es necesario abordar sus debilidades y desafíos, sigue siendo la mejor opción para garantizar un gobierno justo, transparente y responsable. Que no se nos olvide…
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb