Lo que comenzó como protestas pacíficas de estudiantes en Bangladesh contra un sistema de cuotas para puestos gubernamentales, finalmente se convirtió en un levantamiento que obligó a la primera ministra Sheikh Hasina a dimitir y huir del país en helicóptero.
El fin de sus 15 años en el poder sucede tras semanas de violentos disturbios en que murieron casi 300 personas, según reportes de medios locales.
El gobierno trató varias veces de sofocar las protestas —que atribuyó al sabotaje y a los partidos de oposición— con balas, toques de queda y suspensión del internet, pero estas medidas de mano dura resultaron contraproducentes, al avivar la indignación y más protestas.
Este lunes 5 de agosto, los manifestantes violaron un toque de queda militar al marchar hacia el centro de la capital, luego de un violento fin de semana que dejó docenas de muertos. Cuando las tropas se retiraron y se restableció el acceso al internet, decenas de miles de personas comenzaron a celebrar en las calles y miles irrumpieron en la residencia oficial de la premier.
¿Cómo iniciaron las protestas?
Las protestas, en que han participado cientos de miles de personas, iniciaron en julio. La situación se tornó violenta el 15 de julio cuando manifestantes estudiantiles se enfrentaron con agentes de seguridad y activistas progubernamentales, lo que llevó a las autoridades a dispersar gases lacrimógenos, disparar balas de goma, cerrar escuelas e imponer un toque de queda con orden de disparar de inmediato. También se suspendió el servicio de internet y los datos móviles.
El gobierno indicó que casi 150 personas murieron el mes pasado, si bien medios locales reportaron que fueron más de 200.
¿Por qué protestaban?
Al principio, las protestas fueron contra un sistema de cuotas que reservaba hasta el 30% de los puestos gubernamentales para familiares de veteranos que lucharon en la guerra de independencia de Bangladesh contra Pakistán en 1971.
Los manifestantes señalaron que el sistema era discriminatorio y beneficiaba a los partidarios del partido Liga Awami de la primera ministra Sheikh Hasina, que encabezó el movimiento independentista.
El furor puso en evidencia la extensión de las dificultades económicas en Bangladesh, donde las exportaciones han caído y las reservas de divisas se están agotando. Se registra una falta de empleos de calidad para los jóvenes con carreras universitarias, que cada vez más buscan empleos gubernamentales más estables y lucrativos.
Al tiempo que la violencia llegaba a su punto máximo, la Corte Suprema dictaminó el mes pasado que la cuota de veteranos debe reducirse al 5%, y que el 93% de los empleos deben ser asignados con base en el mérito. El 2% restante se reservará para miembros de minorías étnicas y personas transgénero y discapacitadas.
El gobierno aceptó la decisión y restableció el servicio de internet pensando que la situación mejoraría. Pero aumentaron las protestas en que se exigían investigaciones sobre las letales represiones y, posteriormente, la renuncia de Hasina y su gabinete.
¿Qué sigue en Bangladesh?
Miles de manifestantes celebraron en la capital, ondeando banderas de Bangladesh cuando se dio la noticia, y otros saquearon su residencia oficial, llevándose muebles e incluso pescado de las cocinas. Pero luego de 15 años de su gobierno no queda claro qué pasará después.
El general Waker-uz-Zaman prometió que los militares dimitirán y lanzarán una pesquisa sobre las letales represiones que avivaron la indignación contra el gobierno.
“Mantengan la fe en los militares, investigaremos todos los asesinatos y castigaremos a los responsables”, afirmó. “He ordenado que ningún ejército ni policía realice ningún tipo de disparo”.
También pidió paciencia mientras se forma un nuevo gobierno. “Ahora el deber de los estudiantes es mantener la calma y ayudarnos”, añadió.