El doctor Rafael Simón Jiménez, exvicepresidente de la Asamblea Nacional, exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral, docente, historiador y analista político, advierte que la reinstitucionalización del país requerirá de tiempo porque el elefante totalitario que se formó durante veinticinco años habrá que comérselo, como las hormigas, por pedacitos.
No cree que este 28 de julio haya alguna situación violenta porque quienes tienen las armas son las fuerzas armadas y tiene la certeza de que no están ideologizadas.
Resaltó, al ser entrevistado por El Impulso, que fue el propio Simón Bolívar quien estableció que la institución armada estaba bajo la sumisión del poder civil.
Visión anacrónica política y corrupción
¿Cómo ve la culminación de la campaña electoral para las presidenciales de 2024, que puede ser el final de 25 años del socialismo?
Más que de socialismo son 25 años de un modelo económico y político, que ha suprimido las libertades y ha llevado al país a la ruina. Yo no creo mucho en que esto sea exactamente socialismo; es más, la política económica que desarrolla el gobierno ahorita es una política económica de corte neoliberal y que está favoreciendo a todo el sector financiero de la economía. Entonces, eso no cuadra con ningún esquema socialista., Yo lo que creo que el gobierno ha arruinado al país porque tiene una visión anacrónica y porque la corrupción se ha tragado una inmensa cantidad de recursos, que puestos al servicio de la gente y las soluciones del paçis hubiera dado otros resultados.
Doctor, usted ha dicho que el Estado se ha corrompido totalmente…
Estructuralmente. Desde que se planteó la sustitución de las monarquías absolutas, de los poderes absolutos y se dio paso al concepto de soberanía popular, que es el concepto que nutre la democracia, los filósofos de ese tiempo —Montesquieu, Rosseau, Kant— entendieron que la única manera de controlar el poder era dividiéndolo y estableciendo un sistema de chequeos y balances, que impidiera que nadie pudiera prevalecer en el poder. De ahí viene el esquema de la trilogía de los poderes, de la división de los poderes, que se incorpora en 1.777 a la Constitución de los Estados Unidos y que luego la reproduce la Constitución francesa de 1.793.
Ahora, ¿qué significa esa división? Claramente que el poder tiene que estar normado, que el poder tiene que estar reglamentado, que el poder tiene que ser controlado.
En el esquema actual de Venezuela, donde el mismo partido, el mismo grupo, la misma camarilla gobernante es el que tiene el control del Ejecutivo, del Legislativo, del Judicial, del Ciudadano y del Electoral es imposible que exista ninguna posibilidad de que no se robe como se ha venido robando. Por eso es que el robo no es ocasional. Yo que combatí en el pasado los gobiernos de la cuarta república, no se trata de casos de corrupción o de hechos de corrupción, se trata de un Estado estructuralmente corrupto porque, entre otras cosas, al no haber ningún tipo de controles, es la incitación a que los funcionarios, desde la menor jerarquía hasta los de más alta significación, hagan con el tesoro público y con la posibilidad de enriquecerse, una cosa cotidiana. Es lo que ha pasado. Tú ves que aquí hay muchos cabos (de atar) como el caso de Tareck El Aissami, exvicepresidente ejecutivo y exministro de petróleo, que extrae 23 mil millones de dólares o el de Rafael Ramírez, el exzar de las finanzas y del petróleo, cuya fortuna se calcula en más de 100 mil millones de dólares, y de ahí para abajo lo que viene es una cadena, porque entonces el policía que está en una alcabala y además se encuentra pelando y por tanto su familia está pasando trabajo, entonces, busca la manera de rebuscarse. Es decir, vivimos en un Estado que propicia, auspicia, permite y tolera la corrupción.
El Estado no tiene control
¿Cómo se explica que Tareck El Aissami haya sustraído 23 mil millones de dólares (mucho más que un presupuesto nacional) y el presidente de la República no se haya dado por enterado?
Por el sistema de opacidades que ellos tienen también. Ellos con el fulano argumento de las sanciones, que en efecto existen, en algunos aspectos, fundamentalmente en el manejo de las finanzas internacionales, porque hay prohibiciones y persecuciones. y en el mercado petrolero, pues, eso genera no solamente un manejo corrupto, sino además opaco, desde el punto de vista de que el Estado no tiene control ni siquiera de lo que vende. ¿Cuál era el desorden que había con lo de Tareck El Aissami? Que no se sabía ni de los barcos cargados de petróleo que salían, ni quién los vendía, ni quien los compraba, ni se pagaban o no pagaban; es decir, un Estado estructuralmente corrupto. Y ese Estado estructuralmente corrupto encuentra en el tema de las sanciones un elemento adicional, que es lo que permite cosas casi increíbles, como tú me estás planteando con la propia pregunta que puedan sustraer 23 mil millones de dólares, pero además en un tiempo de carencias absolutas de las arcas públicas del país. No pasó eso desapercibido porque al final estalló el escándalo y tienen que cortarle la cabeza, en el sentido figurado por supuesto, al propio Tareck El Aissami. Pero, esas son las consecuencias de un Estado, repito, que se maneja en medio de la mayor opacidad y en medio de la discrecionalidad, y en medio de la ausencia total de controles.
La homogeneización del poder
¿Qué ha significado que aquí existan cinco poderes?
Con el fulano argumento de que mientras más dividas el poder, el control es más efectivo, fue lo que inspiró a los constituyentes de 1999, que además de los tres poderes clásicos que venían en la Constitución venezolana desde 1811 —Ejecutivo, Legislativo y Judicial—, fue incorporado el Poder Ciudadano, que es la trilogía del contralor, el procurador y del fiscal general de la República como un poder autónomo, y le dieron rango de poder al Consejo Nacional Electoral, que venía funcionando siempre desde 1947 cuando se fundó el Consejo Supremo Electoral, pero que tenía rango legal y no rango constitucional. Ahora, ¿por qué no funciona esa división de poderes? Por el control que el partido tiene hegemónicamente en esos cargos. Si el contralor es del Psuv, si el fiscal es del Psuv, si la Asamblea Nacional es del Psuv, si el Tribunal Supremo de Justicia es del Psuv, si el Poder Moral Republicano o Poder Ciudadano es del Psuv, ¿Qué control puede existir? El esquema no es que sea bueno o malo pasar de los tres a los cinco poderes. Lo que es malo es el control de esos poderes por un solo partido, por una sola camarilla, que entonces impone un control total del poder. En vez de dividir más el poder, ellos lo que han hecho es controlar, asumir y homogeneizar el poder.
Los militares no pueden ser copartícipes del poder
Este gobierno se ha identificado como de carácter cívico-militar, en el cual los militares han tenido mucho poder: ministerios, presidentes de empresas del Estado y servicios públicos, gobernadores y alcaldes, entre otros cargos, además de las armas. ¿Cómo se entiende esto cuando el poder debería estar en manos de civiles?
La Constitución venezolana, que tiene defectos y fallas que habrá que corregir en el futuro, define muy bien el poder en Venezuela. La democracia funciona en el mundo entero sobre la base de la subordinación del poder militar al poder civil, entre otras cosas porque los militares tienen nada más y nada menos que el monopolio de las armas, lo que se conoce como la violencia legítima del Estado. Entonces, las fuerzas armadas no pueden ser un factor deliberante o un factor con ocupaciones políticas, porque imagínate tú deliberar un civil desarmado y un militar prevalido de lo que permite su propia profesión, qué es el manejo de las armas. Eso es un engendro, una deformación democrática. Y por cierto hay que decirlo: En la Constitución de Angostura, de 1819, redactada prácticamente de puño y letra por el Libertador, se incorpora por primera vez el tema de la subordinación del poder militar al poder civil. Porque repito: la democracia no puede ser cívico-militar, la democracia tiene que ser el poder de los civiles y la sujeción de las fuerzas armadas al cumplimiento de su deberes constitucionales, que además son sumamente importantes. Las fuerzas armadas son una institución que tiene roles importantes dentro del Estado: la preservación de la integridad territorial, la preservación del orden interno y una serie de factores. Lo que no puede ser es copartícipe del poder, porque eso deforma su propia concepción como institución. Y yo creo que deforma también lo que es el espíritu, el sentido, la vocación militar, porque el que tiene vocación por las fuerzas armadas es una persona que sueña con servirle a la patria. Con servirle a la patria es una institución que es subordinada, obediente, no deliberante, sometida a una disciplina y a una jerarquía. Por eso es que yo no creo que las fuerzas armadas están ideologizadas, ni estén captadas por un sector político. Es posible que el alto mando militar en todas estas jugarretas y todos los espacios de poder que le pueda conceder el poder civil, en este caso el chavismo o madurismo, hayan caído en esa tentación: Porque todo eso va contra la esencia de la vocación y contra el sentido mismo que las fuerzas armadas tienen en una sociedad democrática.
¿Cree que es posible lograr la reinstitucionalización en un gobierno distinto?
Hay que colocarlo en los temas de la transición. Y eso tiene sus tiempos , los cuales pueden ser modificados por acuerdos políticos. El año que viene deberá elegirse la nueva Asamblea Nacional. Ésta, a su vez, tendrá la responsabilidad de nombrar el Poder Electoral y el Poder Ciudadano. El año que viene van a haber elecciones regionales y municipales. Es posible que en un acuerdo político se pueda pactar eso que se ha hablado otras veces y se ha realizado otras veces, que es una mega elección. Pero, el elefante totalitario que esta gente ha montado durante los últimos veinticinco años, por decirlo en un viejo aforismo, hay que comerlo por pedacitos. Suponiendo que esa institucionalidad que ellos han consolidado durante 25 años se puede derribar en el corto plazo hay que recordar que en todos los procesos de transición eso es parte de la lucha por el poder. Los chilenos tuvieron que callar nada más y nada menos que diez años a Pinochet. El señor Alfonsín, quien fue el primer presidente de la transición argentina luego de la junta militar, trató de desmontar el poder militar y le dieron tres golpes de estado, y tuvo que parar y esperar los argentinos diez años más hasta los tiempos de Menem para que pudieran adelantarse los juicios contra la junta militar. Hay que quitarle de la cabeza a la gente la idea de que aquí, después del 28 de julio o después del 10 de enero de 2025, vamos a desmontar un Estado que se ha consolidado en veinticinco años. Ese elefante hay que comérselo como se lo comen las hormiguitas, por pedacitos.
Apartando las amenazas de Maduro de una guerra civil o un baño de sangre, ¿Qué va a ocurrir este 28 de julio?
Yo creo que exactamente va a ocurrir un baño de votos, lo que dijo Lula da Silva. Es más, yo he propuesto una cierta traviesa democrática que esa frase un baño de votos pase a ser un lema electoral, que esté inscrito en la puerta del Consejo Nacional Electoral, porque eso es lo que va a pasar. Lo que va a haber el 28 de julio no es un baño de sangre sino de votos. Recuerdo que un amigo mío que habla de una enfermedad de algunos gobernantes, no sé si es la dislexia u otro mal, pero es eso que llama deslenguado o lenguaraz que, que hablan primero y piensan después, le sucede a individuos que se quedan asombrado de las cosas que dicen, un poco como era Chávez, y posteriormente empiezan a recoger la cuerda. Porque cuando Maduro habla de un baño de sangre, los únicos que pueden ocasionar son las fuerzas armadas porque éstas tienen la violencia legítima del Estado. Y en cuanto a la guerra civil, ésta se produce cuando existen dos bandos armados y cuando el Estado pierde la situación. El general Padrino López ha proclamado una y otra vez, y yo le creo, que las fuerzas armadas tienen el control efectivo del poder. ¿Qué baño de sangre va a haber? El único baño que yo descarto, por supuesto, es que las fuerzas armadas desdiciendo de su ética y de su sentido profesional y de la maldición que hizo una vez Bolívar, el de que maldito sea el soldado dispare contra su propio pueblo, pueda hacer eso. No veo otra hipótesis, Ojalá que Maduro haya oído la enmienda que le hizo Lula y el señor Alberto Fernández, y una enmienda mucho más duro que le ha hecho Pepe Mujica que ha llegado hasta considerarlo hasta demente, recoja sus palabras. Porque lo que debemos buscar los venezolanos es cómo a partir del 28 de julio, sea cual sea el resultado electoral, podamos comenzar a construir un país, tenemos que reedificar un país que ha sido destruido y que tenemos que reconstruirlo en la economía, en la sociedad, en las instituciones, en la ética pública, en todo. Entonces, no se puede seguir amenazando a la gente con catástrofes, con más violencia, con más lucha fratricida. El señor Maduro no se ha dado cuenta es que Venezuela está cansada de eso y que, precisamente, la impopularidad de su gobierno y la derrota que se va a llevar este 28 de julio es el cansancio, el hastío, el hartazgo con tantos años de confrontación estéril, que lo que ha producido es una catástrofe social en Venezuela.
El deseo de cambio
Y ¿cómo explica que una mujer se haya constituido en la líder de la oposición y, al mismo tiempo, con afiches la figura de Edmundo González Urrutia se haya convertido en el candidato presidencial más insólito?
Ese fenómeno se explica por ese deseo de cambio en Venezuela. María Corina tiene todos los méritos y el reconocimiento de ser intérprete de ese sentimiento de cambio. Y fíjate la facilidad incluso con la que Edmundo González, que es un hombre que viene de un campo distinto a la política, ha logrado prontamente posesionarse. Porque lo que hay en Venezuela, y es lo que no entiende Maduro y a veces no entienden analistas opositores, es un deseo inmenso de cambio después de 25 años, quizá el período de más destrucción, de más confrontación, de más latrocinio en Venezuela. María Corina Machado ha capitalizado ese deseo y se ha convertido en la líder porque ha interpretado eso y ha sido capaz rápidamente de endosarle y se convierte Edmundo González, que era hasta hace poco una persona absolutamente desconocida, en la primera opción de cambio para Venezuela.