#OPINIÓN Por la puerta del sol (203): Expresar lo que pienso, investigo y leo es mi más grato quehacer #27Jul

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“Las abejas solo trabajan en la oscuridad; el pensamiento solo trabaja en el silencio y la virtud en el secreto”

Maurice Maeterlinck

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¿Qué aire, qué luz, qué libertad, qué vida necesito y quiero? He allí el detalle: la grandeza del logro depende de la fuerza con que se desee y la fe que se tenga en Dios y en uno mismo para ponernos en acción y obtener lo que anhelamos.

Las abejas son insectos sociales que viven en una colmena cuya gran suerte es la de contar con una democracia perfecta. En esta sabia sociedad todos se atiene a leyes inmutables. No predomina la anarquía, no predomina la ambición de poder, no predominan los abusadores, tampoco los vividores, no hay huelgas, traficantes, tramposos ni déspotas.

En la colmena hay conciencia de lo que es la vida, razón por lo que todos trabajan. Allí no caben los inútiles. Todas las abejas se guían por el llamado espíritu de la colmena. Cada larva nace con una misión asignada y una naturaleza diferente para realizar su misión: La reina es la encargada de poner los huevos y la más apreciada entre todos; el zángano es igualmente apreciado, su misión es la de fecundar a las reinas en vuelo asombroso de amor. Cuando envejece y se agota su puesto debe ser ocupado por los nuevos zánganos, mediante una ley que los retira del territorio, es ley que se cumple tal cual.

Las obreras son las que realizan el mayor quehacer, están dotadas de increíbles instrumentos de trabajo. Ellas son las encargadas de que no falte nada en la colmena para la sobrevivencia de la especie. De las obreras salen las nodrizas que son las encargadas de cuidar y alimentar las larvas y las ninfas. Por su parte, las damas de honor se encargan de alimentar a la reina y de mantenerla siempre limpia, aparte de esto están encargadas de ventilar el aire de la colmena, quitan la humedad de la miel. Son las obreras las que salen a buscar el polen y ambrosía de las flores, las resinas, las hojitas, los propóleos, etc. En tiempo de invierno, todos permanecen unidos, se ayudan y protegen mutuamente. Es su manera de trabajar “Todos para todos”. Siendo esta expresión a la que llamó el dramaturgo belga Maurice Maeterlinck “El espíritu de la colmena”.

Igual que el hombre las abejas luchan contra el tiempo que todo lo muda y cambia, pelean contra sus rivales para seguir allí. Como sociedad organizada y democrática, saben que los que hoy están arriba mañana estarán abajo en la inexorable rueda de su destino. Las abejas son ejemplo real de lo que es trabajar en unión y comunidad. Su sabiduría de uno para todos, sorprende, conmueve, conocen las reglas, sus límites y las respetan. Lo contrario al comportamiento del hombre que es no solo la lucha del hombre contra el hombre sino contra los animales y  contra su medio ambiente. Es la confirmación triste de que el hombre tiene inteligencia, pero nada de sabiduría.

Ellas no necesitan como el hombre utilizar un chip como medio de información para encontrar el camino que buscan. Su punto de referencia eléctrica lo encuentran en el ángulo del sol que las conduce a encontrar la flor más perfecta. Su chip está en poder que tienen de percibir sin dificultad la luz ultravioleta que utilizan las flores para guiarlas. 

Si nosotros aprendiéramos de la naturaleza, no tendríamos las calamidades que nos agobian día a día…

Amanda Niño P.

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