Un sentimiento invade nuestras vidas la esperanza vive y palpita en cada espacio común, porque la construcción del cambio configurado desde el imaginario colectivo es una realidad con fecha de inicio y donde cada venezolano será partícipe al expresar de manera presencial su mandato para con la república y con ello configurar un futuro mejor totalmente opuesto al rumbo de las últimas décadas. Pronto llegará el gran momento que nuestra conciencia tanto anhela, el espacio de tiempo donde se va a saciar la tan impaciente ansiedad electoral; cuya única cura está en un voto por Edmundo González Urrutia.
En tal sentido, la fecha que nos convoca es fruto de la madurez política que se ha logrado alcanzar posterior a la mayoría de edad, donde fueron necesarias dos décadas y media para que los decisores políticos entendieran que la mejor receta para que funcione el mundo es priorizando las coincidencias por encima de las diferencias, donde siempre se obtendrá como resultado lo que realmente nos une como sociedad, aquellos puntos comunes que fungen en el ADN nacional y todos conocemos con el nombre de valores. En ellos y por ellos se van a fraguar los anhelos y sueños cuando el sol amado nos ilumine en un domingo de elecciones presidenciales.
Por otra parte, resulta de gran utilidad el resaltar como sobre nuestra nación ha ocurrido una conspiración por la esperanza, porque todos los ítems que pueden ponderar un cambio en el poder político hoy son positivos al ver cediendo, cada uno de los pilares que pueden sostener un sistema político en la posmodernidad. La amarga experiencia del caso venezolano quedará para la ciencia política como un caso de estudio, y en la mente de los venezolanos será un duro recuerdo de las consecuencias de no cuidar la democracia cuando ella está en peligro.
En resumen, lo que escuchamos en nuestro entorno comentado por la gente y las gigantescas expresiones de apoyo popular, recibidas por los representantes del cambio, son parte de los síntomas que nos avisan de un nuevo ciclo en ciernes el cual ya está presente en la psiquis colectiva que las encuestas vienen expresando en cifras, dando como ganador a quien le va a corresponder guiar los destinos de la nación. Un venezolano tan común de esta tierra: Edmundo González Urrutia, que en sus años de retiro ha decidido como muchos connacionales, otorgar más allá de su tiempo una entrega total al país; que es tierra de gracia para sus habitantes en general.
Finalmente, el trípode que debe soportar los días que quedan para la elección presidencial, son la “decisión” como actitud absoluta de ver concretado en forma de voto nuestra irreversible posición sobre el rumbo de Venezuela, y con ello la “acción” debe acompañar lo que pensamos, es necesario superar la queja y pasar a un nuevo nivel donde nos comprometemos a convertir nuestros espacios de influencia a tal punto de otorgarle al país que soñamos un día de trabajo para que el centro donde votamos sea un espacio de civismo que se respete el voto popular. Y por último el “cambio” ha de ser la nueva narrativa dominante en nuestras conversaciones, todos nuestros vecinos, familiares y amigos deben entender que esta tierra de gracia la vamos a liberar para todos por igual.
Politólogo Eduin Adjunta
@adjunta90