Crece la presión sobre el anclaje del dólar #25Jul

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Trabajo de www.runrun.es

En lo que va de año el gobierno ha mantenido fija la cotización del dólar enviando una señal que le resta potencia al aumento de los precios, pero el piso de la estabilidad es frágil y todo apunta a que, tras las elecciones del próximo 28 de julio, la devaluación de la moneda entrará en escena.

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Para estabilizar al dólar el gobierno dosificó la cantidad de bolívares a fin de que hubiese menos dinero para comprar divisas. El poco aumento de los bolívares depende principalmente del control sobre del gasto, pero desde finales de abril los bonos y transferencias que ayudan a la campaña de Nicolás Maduro comenzaron a elevarse.

De acuerdo con Ecoanalítica, al comparar los primeros cinco meses de este año respecto al mismo lapso de 2023 el gasto público, medido en dólares, ha crecido 41%, una magnitud que si bien no es comparable con las campañas electorales del pasado tiene impacto porque una porción importante del gasto se dirige a la compra de divisas.

Por ejemplo, los bonos que pagó el gobierno rápidamente fueron utilizados para comprar alimentos y el dinero culminó en la caja de comercios y empresas que lo utilizaron para adquirir dólares porque necesitan reponer inventarios y protegerse en una moneda estable.

Para evitar que la mayor demanda se tradujera en un aumento en la cotización del dólar el Banco Central se ha visto obligado a incrementar la oferta hasta niveles que lucen muy difícil de mantener en el segundo semestre del año.

El tipo de cambio se mantiene fijo en 36,5 bolívares por dólar gracias a la inyección de divisas. La consultora Síntesis Financiera indica que “el entorno electoral está llevando a lo que probablemente será el máximo de intervención mensual desde que este mecanismo se estableció en 2019”.

Sus proyecciones indican que en julio la venta de dólares alcanzará el récord de 875 millones y en los primeros siete meses del año se habrán destinado unos 2400 millones de dólares.

“El ritmo de intervención cambiaria que hemos visto en julio no es sostenible en lo que resta del año con la escala actual de los ingresos petroleros. Y si lo fuera, sería cuestionable defender el valor del bolívar a tan alto costo”, dice el reporte de Síntesis Financiera.

Muy barato

La combinación de un tipo de cambio anclado con una inflación que, aunque ha perdido impulso todavía es elevada, tiene consecuencias: mientras el precio del dólar no varía todo lo demás se encarece y el dólar se vuelve barato.

El resultado es que la demanda crece porque se sabe que un dólar a 36,5 bolívares es el artículo más barato en el mercado. Al mismo tiempo, se estimulan las importaciones y las empresas nacionales pierden mercado.

Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que “la tasa real, la que se ajusta por inflación utilizando un modelo de paridad de compra está en 120 bolívares por dólar, entones el dólar a la tasa actual es un regalo”.

“La gente no conoce estas cifras pero actúa como si las conociera, por eso, cada vez que inyectas bolívares al sistema desaparecen rápidamente comprando divisas porque tienes un valor del tipo de cambio que está estructuralmente bajo”, agrega.

No duda en afirmar que “el tipo de cambio actual no se corresponde con los niveles de equilibrio y te está diciendo que estás postergando el ajuste cambiario. Ese ajuste le va a tocar a quien sea que esté después del 28 de julio”.

“Sea que Nicolás Maduro permanezca en el poder o venga un gobierno nuevo que no tendrá control de la hacienda pública hasta enero del próximo año, este es el tema de la perspectiva económica más crítico para después de las elecciones”, afirma Asdrúbal Oliveros.

Un elemento relevante es que el aumento de la demanda ha sido mayor a la oferta, aun a pesar del esfuerzo del Banco Central. La consecuencia es que parte de los compradores acude al mercado paralelo y presiona al alza la cotización del dólar en este mercado que es muy pequeño y opaco pero afecta los costos de reposición de los comercios.

El resultado es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo se ha ampliado desde 5% en marzo hasta 14% esta semana.

Cuando se haga inevitable permitir el ajuste del tipo de cambio oficial el gobierno tendrá un impacto en su gasto porque el ingreso mínimo de los trabajadores públicos está relacionado a esta tasa: el ingreso siempre debe equivaler a 130 dólares, por lo tanto si la cotización del dólar aumenta el gobierno tendrá que pagar más bolívares.

“En algún momento el gobierno habrá de revisar su estrategia cambiaria y corregir la apreciación. Cuando lo haga, verá aumentar automáticamente el gasto público indexado (alrededor del 40% del gasto total) y enfrentará un problema fiscal”, explica Síntesis Financiera.

Las proyecciones

La mayoría de las proyecciones de bancos y consultoras espera que en el segundo semestre del año el gobierno tendrá que iniciar la corrección del tipo de cambio oficial.

Asdrúbal Oliveros indica que “nuestro peor escenario respecto a la tasa de cambio es 62 bolívares por dólar a fin de año”.

El informe de FocusEconomics, que incluye las proyecciones de 18 bancos y consultoras como Moody’s Analytics, UBS y BancTrust, indica que el promedio de las estimaciones es que el tipo de cambio culmine este año en 64,3 bolívares por dólar.

El fin de la inamovilidad del dólar impulsaría el alza de los precios, aunque no comprometería la meta de cerrar este año con una inflación anual de dos dígitos.

En junio la inflación fue la más baja en los últimos doce años y en el primer semestre los precios acumulan un alza de 8,9% mostrando una clara tendencia a la baja versus el alza de 108% en el primer semestre de 2023.

El promedio de las estimaciones recopiladas por FocusEconomics es que la inflación culmine este año en 89%, un resultado que si bien sería una baja relevante respecto a 189% en 2023, aun seguiría siendo la inflación más elevada de América Latina después de Argentina.

Poco crédito

El anclaje del tipo de cambio no solo ha descansado sobre la contención del gasto público, que se ha relajado en medio de la campaña electoral, también se soporta en la reducción del crédito a fin de que no haya préstamos que puedan emplearse para la compra de divisas.

Para disminuir la cantidad de bolívares, entre otras medidas, el gobierno restringe el crédito obligando a la banca a congelar 73% del dinero que gestionan y a emplear solamente 30% de las captaciones en dólares.

Los bancos pueden usar las captaciones en dólares para otorgar créditos en bolívares, vendiendo las divisas previamente en el mercado cambiario, pero cuando el cliente les paga el crédito no les está permitido recomprar las divisas.

Esto se traduce en que, para evitar un descalce, es necesario captar más depósitos en divisas, pero esto no es sencillo: a fin de contener la dolarización las autoridades impiden las transferencias de divisas de un banco a otro y en general desestimulan los pagos en dólares a través de los canales de la banca.

El resultado es una fuerte restricción al crédito que si bien contiene la demanda de dólares, tiene un impacto importante en el crecimiento de la economía y el consumo.

“El crédito representa 1,5% del PIB y el promedio de América Latina es 32%, si la banca estuviera en este promedio la cartera de créditos equivaldría a 40 mil millones de dólares y solo equivale a 1.500 millones”, dice Asdrúbal Oliveros.

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