La mayoría de los venezolanos no tenemos dudas de las buenas intenciones de Edmundo González y María Corina Machado. Su pasión, liderazgo y compromiso con una Venezuela libre y democrática son indiscutibles. Sin embargo, de acuerdo con informaciones que he recibido en los últimos días, a medida que se acerca el proceso electoral, la realidad es resulta ser más complicada: el dictador Nicolás Maduro no está dispuesto a reconocer los resultados ni dejar el poder por la vía democrática. Las constantes declaraciones del régimen dejan poco espacio para la esperanza de una transición pacífica. Sin embargo debemos expresarnos y votar masivamente este 28 de julio y que el clamor popular sea tan grande que al mundo no le quepan dudas de que Maduro es un tirano.
En varias ocasiones, los principales representantes del “gobierno” han dejado claro que no tienen intención alguna reconocer una derrota electoral. Las palabras de Diosdado Cabello, por ejemplo, fueron reveladoras. Cabello aseguró que el chavismo no está dispuesto a entregar el poder. Esta postura intransigente y autoritaria demuestra que la dictadura busca perpetuarse, y eso se traduce en socavar aún más las ya frágiles instituciones democráticas del país. Más recientemente, el 18 de julio de 2024, Maduro advirtió que Venezuela enfrentaría un «baño de sangre» y una «guerra civil fratricida» si no gana las elecciones del 28 de julio, una declaración que demuestra su tendencia a usar el miedo y la violencia como para controlar.
No se puede ignorar el esquema de represión y manipulación electoral que ha caracterizado al chavismo. Desde el encarcelamiento y exilio de líderes opositores hasta la presunta manipulación del registro electoral y la cooptación de los medios de comunicación, el régimen ha demostrado repetidamente que juega sucio para mantenerse en el poder.
Por otra parte, los observadores electorales de la Unión Europea no podrán viajar a Venezuela para los próximos comicios del 28 de julio, ya que el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano revocó la invitación por las sanciones impuestas a miembros del oficialismo. Aunque se espera la participación de otros observadores internacionales, la realidad es que, si estos son los mismos que ya han sido testigos de las manipulaciones sin poder ejercer cambios significativos, no se pueden esperar mayores garantías durante el proceso.
La candidatura de Edmundo González, si bien es inspiradora, se enfrenta a un aparato estatal dispuesto a todo para eliminar cualquier amenaza a su control. Aunque el liderazgo actual de María Corina Machado junto a González ha movilizado a muchos venezolanos que anhelan un cambio, la realidad es que sus posibilidades de éxito están severamente limitadas por las condiciones impuestas por el régimen. La represión constante y el miedo inculcado en la población, juegan a favor de una tiranía que no tiene reparos en violar los derechos humanos para asegurar su permanencia.
Me preocupa la posibilidad de que Maduro y sus secuaces se atornillen por más tiempo en el poder. La historia reciente de Venezuela está llena de ejemplos de cómo el régimen ha utilizado la fuerza y la intimidación para neutralizar a la oposición. Con cada nuevo ciclo electoral, la situación parece empeorar, y la esperanza de una solución pacífica se desvanece. La comunidad internacional, aunque consciente de la situación, parece impotente para forzar un cambio real, lo que deja a los venezolanos atrapados en un sistema opresivo.
Aunque la lucha de María Corina Machado y la figura de Edmundo González son encomiables y necesarias, el camino hacia una Venezuela democrática y libre de la dictadura de Maduro parece lejano. Las trabas que ha impuesto el régimen para que la gente en el exterior se inscribiera para ejercer su derecho al voto en las elecciones de este domingo son un claro ejemplo de cómo se obstaculiza la participación ciudadana. Estos obstáculos han resultado en una disminución significativa del número de ciudadanos que pueden expresarse en las urnas.
Realmente cualquier cambio verdadero sólo será posible a través de una presión interna y externa mucho más intensa y coordinada. Por su parte si la comunidad internacional quiere ayudar debe redoblar sus esfuerzos para apoyar a los líderes democráticos. Mientras tanto a los venezolanos nos toca continuar buscando maneras de unirnos para resistir.
Grant Torres
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