En el corazón de Barquisimeto hay una obra con más de cuatro décadas transformando vidas: el Hogar de Niños Impedidos Don Orione, mejor conocido como Honim. Un lugar donde la esperanza y la solidaridad florecen día a día, brindando amor y atención a 65 niños con capacidades diversas.
«Para nosotros es una casa, una familia», afirma Wilfrid Simfeya, director del Honim. «Ofrecemos atención integral de calidad para desarrollar las potencialidades de nuestros niños, haciéndolos sentir dignos e hijos de Dios».
Un equipo dedicado al bienestar de los niños
El Honim cuenta con un equipo de 75 personas que trabajan con amor y entrega por los niños. «Nos mueve el amor por esos muchachos», expresa Yennifer Rodríguez, coordinadora de Recursos Humanos. «Es un encanto trabajar con ellos, nos ven como sus mamás, llenas de cariño y protección».
Deisy Alvarado, coordinadora del área de bienestar integral del asistido, asegura: «Nos ocupamos también de la parte médica, del cumplimiento de sus tratamientos y de brindarles asistencia médica las 24 horas del día. Un equipo multidisciplinario trabaja en conjunto por el bienestar de nuestros niños».
El apoyo invaluable de los voluntarios
Disney de Quintero, de Acción Voluntaria de Hospitales, lleva 35 años colaborando con el Honim y explica que su trabajo «consiste en ayudar en la parte económica, en medicinas, en alimentos y principalmente en atender a los niños«. «Es un grupo de 15 personas que trabaja junto al padre Wilfrid».
Aunado a ella, Merly de Contreras, también de Acción Voluntaria de Hospitales, agrega que en más de 30 años dentro del Hogar «el amor por los niños es lo que nos motiva. Venimos a darles amor y cariño, pero ellos nos lo dan a nosotros en mayor medida. Siempre le decimos a la gente que colabora que todo es grande cuando se da con un gran corazón».
Una labor llena de entrega y satisfacción
Una de las madres cuidadoras como lo es Ligia López, expresa con emoción: «Ellos me llenaron el corazón y me dieron mucha alegría cuando los vi. Esta es mi casa hogar para mí también. Llevo 24 años trabajando aquí, cuidando de los niños. Me encanta este trabajo, los quiero mucho, son mis hijos y me gusta atenderlos».
Las voces de los niños: un testimonio de esperanza
Los niños del Honim también comparten sus historias y sentimientos:
- Geisamar García: «Para mí el Honim es muy bonito, me gusta cómo nos tratan. Agradezco al Honim por mis estudios y los invito a que colaboren y compartan con nosotros».
- Jhon Jairo Rojas: «Este es mi hogar, me dan cariño y aprecio. Quiero aprender a ser muy sociable y un niño trabajador».
- Yonathan Rojas: «Vivo aquí con todos los trabajadores. Ellos nos cuidan, nos alimentan y nos ayudan. Nosotros también tenemos que colaborarles».
- Franklin Núñez: «Esta ha sido mi casa. Gracias a todos por atendernos con cariño y dedicarse a esta hermosa labor».
- Raziela Díaz: «En el Honim aprendí muchas cosas, a tomar fotos, a coser a máquina, matemáticas avanzadas. Estoy en un liceo y mi experiencia aquí ha sido muy bonita».
Un llamado a la colaboración
Crelania Vargas, coordinadora de finanzas en el Honim, hace un llamado: «Estimamos un presupuesto mensual de casi 40 mil dólares para la manutención y bienestar de nuestros niños. El gasto es alto, pero contamos con la ayuda de algunos bienhechores. Si alguien desea sumarse a esta iniciativa, puede contactarnos en la institución. Cualquier donativo es bienvenido».
El director Wilfrid Simfeya concluye diciendo que «la idea es abrirnos más, recibir más niños, pero es un poco complicado. Contamos siempre con las donaciones, el apoyo y la generosidad. Aquí vivimos de la divina providencia. Todo lo que nos llega suma para poder llevar esta misión, que es la misión de Dios».
Desde el Honim señalaron que se preparan para celebrar su 42º aniversario el próximo 29 de agosto con una serie de actividades, por lo que invitaron a todas las personas interesadas a participar en estos momentos de encuentro y celebración.