“No hay libro tan malo que no tenga algo bueno”
Cervantes
La novela puede considerarse como la síntesis de todos los géneros poéticos. Dentro de su contenido es elemento principal la parte humana en todas sus manifestaciones, igual da importancia a la naturaleza, lugar o escenario de los hechos y el mundo de las ideas, siempre relacionado con el ser humano.
Gracias a la amplitud y libertad de que dispone el escritor en lo que atañe al número y extensión de los hechos, fácilmente puede introducirse sin romper la unidad de acción que se desarrolla dentro del tema. Es digno de reconocer el espectáculo que nos ofrece el novelista cuyo convencimiento, paso firme y vigoroso, marcha muchas veces contra la corriente u opinión desafortunada. De nada vale escribir con buena intención, si la narración no va acompañada de un talento fino y claro, sin lo cual el tema puede convertirse en fastidioso y cansón. Novelista es aquel que mientras escribe le interesa su mundo imaginario, más que ningún otro. El novelista tiene que contaminarnos con su divina facundia.
En cada novela hay algo diferente: autores hay que nos enseñan una historia profunda, extraordinaria, que por momentos atenaza el corazón, historias que son hasta el final altamente subyugantes. Aventura, suspenso y emoción se combinan fácilmente en los relatos, cuyo gran atractivo puede estar en la magnífica descripción de países inmersos en la peligrosa encrucijada en que se encuentran. El poeta puede echar a andar con su inspiración bajo el brazo, pero el novelista necesita movilizarse con un enorme equipaje, a donde vaya siempre llevará a cuestas su enorme utilería.
El pueblo que empezó en el teatro su aprendizaje literario con la representación plástica y externa, halla en el libro solaz y entretenimiento para sus momentos de ocio. De aquí que la novela popularice las ideas y los sentimientos y en su amplio recorrido esparza por su medio el pensamiento del filósofo, el ideal del psicólogo, del moralista y de la ciencia y la cultura. En resumidas cuentas sus obras enseñan cuántos fines y propósitos existen en la vida.
La novela más antigua que se conoce del género sentimental es la titulada “Cárcel de amor” escrita por Diego de San Pedro, publicada a mediados del siglo XV. Mucho se ha escrito acerca del género novelesco en el que hay más de un tinte romántico de las cosas esfumadas por la lejanía en el tiempo y el espacio. En muchas novelas se puede sentir esa intensidad mental que como en “María” de Jorge Isaac, en “Paul y Virginia” de Bernardino de Sant Pierre y “Memoria de ultratumba” de René de Chateaubriand, cuyas obras encontraron simpatía y fueron llevadas a idiomas extranjeros y al cine. En ellos los paisajes son un estado del alma, razón por la que Isaacs con su novela “María” lograra una popularidad solo igualada al premio Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez con su famosa novela “Cien años de soledad”.
En un tiempo dedicado a la lectura, vivimos esa aventura que nos absorbe. Al terminar, súbitamente despertamos, regresamos a la nuestra realidad, regresan los nervios y preocupaciones. Hay libros cuya lectura nos lleva a sentir al terminar de leerlo, lo mismo que sentimos al regresar entusiasmados de un viaje encantado y deseamos con vehemencia volver a experimentar la magia de sentirnos vivos…
“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”
Gabriel García Márquez
Esta es la parte final del presente tema.
Amanda Niño P.