Los iraníes dieron inicio este viernes a la segunda vuelta electoral para reemplazar al difunto presidente Ebrahim Raisi, quien murió el mes pasado en un accidente de helicóptero, en momentos en que la apatía se apodera de la república islámica después de varios años de problemas económicos, protestas multitudinarias y tensiones en Oriente Medio.
Los votantes deben elegir entre un antiguo negociador nuclear de línea dura, Saeed Jalili, y Masoud Pezeshkian, un cirujano cardiólogo y experimentado miembro del Parlamento que se ha aliado con políticos moderados y reformistas dentro de la teocracia chií de Irán.
Ningún candidato logró más del 50% de los votos en los comicios iniciales del 28 de junio, por lo que se tuvo que realizar una segunda vuelta. La jornada electoral también tuvo la menor participación en la historia del país, planteando dudas para la segunda vuelta del viernes.
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El ganador del premio Nóbel de la Paz Narges Mohammadi se unió desde prisión a los llamados a boicotear la elección, aunque los posibles votantes del país parecen haber tomado por su cuenta la decisión de no participar la semana pasada dado que no hay un movimiento de oposición que cuente con amplia aceptación dentro o fuera del país.
La televisión estatal transmitió imágenes de filas modestas en los centros de votación de todo el país luego de la hora de apertura.
Tal como ha sido el caso desde la Revolución Islámica de 1979, las mujeres y quienes exigen un cambio radical quedaron excluidos de sufragar, mientras que la jornada electoral como tal no contará con observadores reconocidos a nivel internacional.
La votación se produce en momentos en que las tensiones han envuelto a Oriente Medio debido a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. En abril pasado, Irán lanzó el primer ataque directo contra Israel en su historia, mientras que grupos milicianos de la región que reciben armas de Teherán, como Hezbollah de Líbano y los hutíes de Yemen, libran combates y han intensificado sus ataques.
Si bien el líder supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei, de 85 años, tiene la última decisión en todos los asuntos de Estado, los presidentes pueden inclinar las políticas del país hacia una negociación o una confrontación con Occidente.
Jamenei fue uno de los primeros en votar, sufragando desde su residencia frente a las cámaras fotográficas y de televisión.
“He escuchado que el entusiasmo del pueblo es mayor que antes”, declaró. “Dios mediante, el pueblo votará y elegirá al mejor” candidato.