A menos de un mes de las elecciones presidenciales en Venezuela y con la tensión política en escalada, el brillante desempeño de La Vinotinto en la Copa América 2024 ha generado una nueva ola de esperanza en los venezolanos dentro y fuera del país.
La selección nacional completó la primera fase del torneo en Estados Unidos con un inédito pleno de victorias, emulando lo hecho por las potencias Argentina y Uruguay.
Se trata de la primera vez desde que empezó a disputar el torneo en 1967 que queda en la cima de su grupo. Bajo la conducción del técnico argentino Fernando Batista, Venezuela enfrentará el viernes a Canadá en los cuartos de final.
Venezuela, el único equipo de Sudamérica que nunca se ha clasificado a un Mundial de la máxima categoría, ha dejado atrás el eterno cartel del más débil de Sudamérica. A la par que llena las calles de alegría y esperanza de millones.
En un país agobiado durante años por una severa crisis económica y social, que ha desatado una migración masiva, el fútbol ha sido un oasis para el encuentro, derribar por momentos las divisiones políticas y levantar el estado de ánimo.
En las tres fechas por el Grupo B, cientos de personas procedentes de todas partes de Caracas acudieron a la plaza de Las Mercedes, un próspero barrio del este de la capital donde una pantalla gigante muestra los partidos del torneo.
La Vinotinto más que una selección, es sentimiento y pasión
Javier Ledezma, de 22 años, fue a ver el partido contra Ecuador en el primer fin de semana del torneo y estalló de alegría cuando la selección remontó en el segundo tiempo para ganar por 2-1.
Ledezma sueña con ver a la selección en el Mundial, el anhelo de todo aficionado al fútbol en Venezuela.
“Vine aquí por amor a la Vinotinto”, dijo Ledezma. “Si clasificamos al Mundial me tatuaré el nuevo escudo del equipo”, presentado recientemente como parte de la renovación del seleccionado.
Venezuela no paró de ganar, imponiéndose 1-0 ante México y luego 3-0 contra Jamaica.
Estas victorias son un consuelo para muchos venezolanos golpeados por las dificultades de larga data del país y las tensiones que aumentan antes de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
La Vinotinto ha encendido la esperanza de los venezolanos, sin distinción social.
No todos cuentan con suficientes recursos para desplazarse al este de Caracas para ver los partidos, pero en esa situación un televisor a las puertas de sus casas es una buena alternativa.
Andrés Osuna, un estudiante de 23 años, contó que su familia y vecinos se reunieron en el barrio obrero de Catia — uno de los más poblados de la América Latina — para seguir el partido contra México.
Junto a su madre decidió comprar un televisor y colocarlo afuera de su casa, donde frecuentemente venden cervezas y comida a los vecinos. Mientras luchaban con la señal inestable, deteniendo la transmisión en partes claves del juego, el grupo vitoreó con alegría cuando Salomón Rondón anotó un gol de penal. Pero el mayor griterío al unísono se produjo cuando el arquero Rafael Romo, detuvo un penal cerca del final.
El béisbol es el deporte número uno del país, pero este es el turno del fútbol, con más gente seducida por los resultados positivos de una selección cuya camiseta bien podría ser el único punto en común estos días.