El Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales Clima 21, afirmó que el desastre ocurrido en la población de Cumanacoa, en el estado Sucre el pasado 2 de julio, es el retrato de un país vulnerable que carece de un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.
Las lluvias generadas por el paso del huracán Beryl en aguas del Caribe, produjeron el desbordamiento del río Manzanares afectando principalmente al pueblo de Cumanacoa que, hasta el momento, deja dos personas fallecidas, cinco desaparecidas y un estimado de 25.000 personas afectadas.
Reportes extraoficiales indican que los daños pueden ser mayores debido a las dificultades para acceder a las zonas afectadas.
Según Clima 21, “este desastre mostró la extrema vulnerabilidad de las comunidades venezolanas ante estos fenómenos”.
“Esta situación tiene razones políticas. No sólo el país está sumergido en una emergencia humanitaria compleja, sino que es el único en Sudamérica que no tiene un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático y mucho menos una articulación entre estos planes y los de gestión de riesgo”.
Sin preparación para eventos meteorológicos
Según reseña el observatorio, previo a la ocurrencia del desastre en Cumanacoa, diversos expertos habían alertado sobre la necesidad de prepararse para los efectos posibles de eventos extremos como el reciente.
Asimismo, señalaron que el cambio climático genera condiciones favorables para que ocurran un mayor número de eventos meteorológicos extremos y que su potencial de daño sea mayor.
Afirmaron también que los desastres socio-naturales no ocurren debido a los fenómenos naturales que los originan, sino por el grado de vulnerabilidad de las comunidades afectadas. “A mayor vulnerabilidad, mayor posibilidad de un desastre”.