La comunicación es una habilidad fundamental en nuestras vidas, influye en las relaciones personales, profesionales y sociales. Sin embargo, no siempre lo que decimos es lo que mayor impacto causa en nuestros interlocutores, sino la forma cómo lo decimos. La forma de transmitir los mensajes puede cambiar completamente su significado o la forma en que son recibidos. En política se maneja un proverbio que reza: “La forma es el fondo”. En las líneas subsiguientes trataré de profundizar en, cómo el tono, la entonación, el lenguaje corporal, la elección de palabras y la empatía juegan un papel crucial en la asertividad de nuestra comunicación.
Entender estos aspectos nos permitirá mejorar nuestras interacciones diarias, reducir malentendidos, construir sólidas y respetuosas relaciones. A través de ejemplos y técnicas prácticas, podremos mejorar la forma en que nos comunicamos y, en última instancia, aprenderemos a ser mejores comunicadores.
El tono y la entonación son elementos clave en la comunicación verbal. El tono se refiere a la calidad del sonido de la voz, mientras que la entonación se refiere a las variaciones de altura y ritmo en el habla. Ambos pueden cambiar dramáticamente el significado de un mensaje.
Por ejemplo, una simple frase como «estoy bien» podría interpretarse de diferentes formas, según el tono utilizado. Dicho con un tono alegre, puede indicar bienestar. Con un tono sarcástico, puede significar todo lo contrario. La entonación también juega un papel importante: pronunciada en forma ascendente al final de una frase puede indicar una pregunta o duda, mientras que la forma descendente puede sugerir afirmación o certeza.
En cualquier tipo de organización, si un superior dice «necesito que esto esté terminado hoy» puede sonar autoritario o comprensivo dependiendo de su tono. Un tono severo puede causar estrés y resentimiento, mientras que un tono amable puede motivar al subordinado para trabajar con empeño y menor estrés.
El lenguaje corporal complementa la comunicación verbal y a menudo comunica más que las palabras. Gestos, posturas, expresiones faciales y contacto visual son componentes vitales del lenguaje corporal que pueden reforzar o contradecir lo que se dice.
Por ejemplo, cruzar los brazos puede interpretarse como una señal defensiva o desinterés por un tema, mientras que mantener una postura abierta puede indicar receptividad y atención. Una sonrisa puede hacer que un mensaje se perciba como amigable y positivo, mientras que el ceño fruncido puede hacer que el mismo mensaje se perciba como negativo o crítico.
Las palabras que elegimos pueden tener un impacto significativo en cómo se recibe nuestro mensaje. Algunas de ellas tienen connotaciones positivas o negativas que pueden influir en la interpretación del oyente. Además, la complejidad y claridad del lenguaje utilizado pueden afectar la comprensión.
Por ejemplo, palabras como «colaborar» y «trabajar juntos» tienen connotaciones positivas y sugieren cooperación, mientras que «ordenar» o «exigir» pueden parecer autoritarias y generar resistencia. La elección de palabras sencillas y claras puede evitar malentendidos y facilitar la comunicación.
La empatía y la escucha activa son habilidades cruciales para una comunicación efectiva. La empatía nos permite entender y compartir los sentimientos de los demás, lo que puede mejorar la conexión y la comprensión mutua. La escucha activa, por otro lado, implica prestar atención completa a la persona que habla, mostrando interés y respondiendo de manera reflexiva.
Practicar la empatía y la escucha activa puede transformar la comunicación. En lugar de simplemente esperar nuestro turno para hablar, podemos enfocarnos en respetar el derecho de palabra del hablante y en comprender efectivamente lo que esa persona está diciendo y sintiendo. Esto no solo mejora la recepción del mensaje, sino que también fortalece las relaciones personales y construye confianza.
Si un amigo está atravesando un difícil momento, en lugar de ofrecer soluciones inmediatas, practicar la escucha activa y mostrar empatía podría ser de mayor utilidad. Frases como «entiendo que esto debe ser muy difícil para ti» pueden reafirmar sus sentimientos y dejar claro que realmente nos importa su problema.
Finalmente, la forma en que comunicamos es tan importante, si no más, que el contenido de nuestras palabras: en un mundo donde la comunicación es fundamental para el éxito personal y profesional, aprender a decir las cosas de manera efectiva es una habilidad invaluable. Al practicar una comunicación más consciente y empática, podemos hacer que nuestras interacciones sean más significativas y constructivas, por tal motivo, invito a todos mis amigos a reflexionar sobre cómo comunican y a considerar no solo lo que dicen, sino cómo lo dicen.
Noel Álvarez
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE