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Unomia stolonifera, un coral originario de Indonesia, está colonizando silenciosamente las costas de Venezuela desde hace casi dos décadas. Su rápida propagación ha comenzado a afectar gravemente los ecosistemas marinos y las actividades humanas que dependen de ellos, como la pesca y el turismo.
Un enemigo sin control
- La Unomia stolonifera no tiene depredadores naturales en el Caribe, lo que le ha permitido colonizar miles de metros cúbicos en las aguas venezolanas. Su presencia arrasa con los corales pétreos, opacando los fondos marinos con su tono oscuro y asfixiando a otras especies al privarlas de luz.
Un llamado a la acción
- El gobierno venezolano, junto a la FAO, ha declarado la situación como una «pandemia biológica» y está tomando medidas para controlar la invasión. Se están desarrollando protocolos estandarizados para el manejo del coral blando, con la participación de biólogos, ecologistas e investigadores. El objetivo es crear un plan integral que incluya la mitigación del daño, el control de la propagación y la restauración de los ecosistemas afectados.
Unomia stolonifera, un problema regional
- La invasión no se limita a Venezuela. Se presume que la Unomia stolonifera ya está presente en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, por lo que se considera un problema del Gran Caribe. Se requiere una coordinación internacional para desarrollar estrategias de control y prevención efectivas.
En busqueda de soluciones
- Se están probando diversos métodos para mitigar la invasión, como la colocación de mantas impregnadas con biorremediadores que eliminan la Unomia. La organización Unomia Solutions ha creado robots submarinos y mangueras de extracción para erradicar al invasor. La FAO ha aprobado una contribución de 5.9 millones de dólares para apoyar el plan de control.
Un desafío urgente
- La comunidad científica coincide en que la situación es extremadamente grave y requiere acciones urgentes. El tiempo es crucial para evitar un daño irreversible a los ecosistemas marinos del Caribe. La tecnología, la coordinación y el trabajo conjunto entre diferentes sectores serán claves para enfrentar este desafío y proteger la biodiversidad marina de la región.
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