Venezuela no puede ser, nunca más, el país de la corrupción. Debemos avanzar hacia una Democracia sin corrupción. Podemos y debemos hacerlo.
El quinto y último punto que proponemos en nuestro Programa mínimo para el gran acuerdo nacional, tiene que ver con la corrupción.
Todo lo que estaba bien durante la República civil ha sido deteriorado durante estos veinticinco años de revolución. Todo lo que estaba mal en aquellos años ahora está peor. Muchísimo peor. Esto es, particularmente válido en el tema de la corrupción.
Durante la República civil hubo corrupción. Lamentablemente. Pero aquello fue un juego de niños comparado con lo ocurrido durante el gobierno del socialismo del siglo XXI. Miles de millones de dólares han sido robados por altos funcionarios del régimen.
Basta mencionar dos nombres: Rafael Ramírez y Tarek el Aissami. El primero, designado por Chávez para la presidencia de PDVSA. El segundo, designado por Maduro, para el mismo cargo. En ambos casos se habla de sumas inconmensurables devoradas por la corrupción.
Es difícil de entender la magnitud de la corrupción que ha existido en estos años. Por eso es que debe promoverse un gran acuerdo nacional para erradicar la corrupción de nuestro país. Tolerancia cero con la corrupción. Y un esfuerzo orientado a fortalecer valores éticos y principios morales en nuestra realidad. Hacer las reformas administrativas necesarias y asegurar el castigo ejemplar a los corruptos. Una combinación de educación en valores, de erradicación de prácticas administrativas que promuevan la corrupción y de sanciones ejemplares es lo que proponemos.
Venezuela no puede ser, nunca más, el país de la corrupción. Debemos avanzar hacia una Democracia sin corrupción. Podemos y debemos hacerlo.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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